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Uno de los huelguistas sufría tuberculosis

Miquel Noguer

Por si el estado de salud de los cerca de 600 inmigrantes en huelga de hambre desde hace diez días en Barcelona no fuera suficientemente preocupante, ayer se conoció que uno de los encerrados en la iglesia del Carme sufre tuberculosis. El enfermo, un paquistaní de 47 años, se incorporó a la huelga el pasado viernes, y el sábado tuvo que ser evacuado hacia el hospital Clínic de Barcelona, donde se le detectó la enfermedad. Inmediatamente después fue trasladado a una habitación de aislamiento para evitar la transmisión de la enfermedad, que se propaga por vía aérea.

Ante el temor a que los huelguistas encerrados junto al enfermo hayan contraído la enfermedad, los médicos que atienden a los inmigrantes han realizado las pruebas de detección de la tuberculosis a las veinte personas encerradas en la iglesia del Carme. Los médicos aún no han hecho públicos los resultados de la analítica, aunque fuentes del Ayuntamiento de Barcelona afirmaron que la posibilidad de un contagio son 'mínimas' puesto que 'el enfermo estuvo muy pocas horas dentro de la iglesia'.

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Después de conocerse el caso de tuberculosis, la Delegación del Gobierno insistió en el peligro existente por la 'precariedad sanitaria' de los huelguistas y les instó de nuevo a abandonar la protesta.

El pasado domingo, los huelguistas emitieron un documento en el que aseguraban que cualquier problema de salud que pudieran tener sería atribuído a las autoridades que les niegan la regularización. Ante este desafío, la Delegación del Gobierno advirtió ayer mediante un comunicado de que 'los encerrados y los organizadores' son los únicos responsables de su estado de salud, puesto que la huelga de hambre es una 'decisión voluntaria, además de desproporcionada'.

Desde el inicio de la huelga de hambre, los servicios de urgencias han tenido que atender un total de 653 personas, de las que 69 requirieron ser tratadas en un centro hospitalario. Dos de ellas, entre las que se incluye el enfermo de tuberculosis, permanecen hospitalizados. Los médicos están haciendo un seguimento de todos los huelguistas.

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El resto de los huelguistas resisten como pueden los síntomas de desnutrición. Desde el pasado fin de semana, los cerca de 400 inmigrantes encerrados en la iglesia del Pi han visto mejorar las condiciones del encierro gracias a la instalación de más duchas en los locales donde se efectúa la protesta. Los médicos recomiendan a los inmigrantes que se duchen cada cuatro o cinco horas para paliar así los síntomas de la deshidratación.

Pero si las condiciones sanitarias de la iglesia del Pi han mejorado ligeramente, los encerrados en las otras iglesias no pueden decir lo mismo. En la iglesia de Sant Agustí, donde hay cerca de 30 huelguistas y otros tantos acompañantes, sólo hay un retrete.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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