Sharon establece contactos secretos con Arafat en Viena

Omri Sharon, el hijo de Ariel Sharon, el abogado Dov Weissglass y el ex director general del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel Eitan Bentzur se encuentran desde hace dos días en Viena con una misión secreta: establecer contactos con los hombres del presidente Yasir Arafat. No se conocen los componentes de la delegación palestina, aunque se sabe que entre ellos se encuentra el consejero económico para la presidencia palestina el todopoderosísimo Mohamed Rachid. Un magnate austriaco, Martin Schtaaff, propietario del Casino Oasis de Jericó, situado en territorio autónomo, y donde los jugadores israelíes acuden a diario, eludiendo las leyes religiosas que les impiden apostar en su país, ha sido el artífice del encuentro.

La publicidad sobre esta reunión esta siendo utilizada para objetivos electorales y lograr el apoyo del 20% de los votantes indecisos, que corresponden al centro, a los que Ariel Sharon ha lanzado un mensaje claro: 'Creo que podemos vivir junto con los árabes' y 'estoy dispuesto a reanudar las negociaciones de paz tan pronto como gane las elecciones' y 'aceptar incluso un Estado de Palestina', según había declarado el propio líder de la ultraderecha, horas antes del encuentro en una conferencia televisada dirigida a la comunidad judía de Washington y Nueva York.

La cita había sido solicitada semanas atrás por el propio Yasir Arafat. El presidente palestino había pedido a Sharon, que recibiera personalmente a su consejero económico Rachid. La respuesta llegó hace pocos días, cuando el semanario norteamericano The New Yorker, desempolvó una antigua entrevista efectuada al líder Likud el pasado mes de noviembre en la que éste acusaba a Arafat de ser un 'mentiroso y un asesino', reafirmando así su imagen radical e intransigente, opuesto a una negociación de paz. Sólo entonces, Sharon se dio cuenta de que necesitaba lavar su imagen de enemigo del proceso de paz y accedió a un encuentro con los hombres de Arafat, aunque lejos de Jerusalén.

'Son simplemente contactos. No se trata de negociaciones', aseguraba ayer el diputado del Likud Moshe Arens, intentando minimizar la entrevista y negar cualquier concesión, similar a la que desde hace una semana los hombres de Ehud Barak están tratando de hacer a los representantes palestinos en la ciudad egipcia de Taba, en un esfuerzo titánico por concluir un acuerdo de paz antes del día de los comicios.

Sin embargo, Barak ha reconocido en las últimas horas que no tiene tiempo. Ha acabado confesando públicamente que les es imposible conseguir un pacto con Yasir Arafat antes de las votaciones del día 6, que le sirva al mismo tiempo de reclamo electoral. El jefe de Gobierno señaló ayer que no cree que 'haya acuerdo antes de las elecciones'.

Barak lograba con estas declaraciones arrojar un nuevo jarro de agua fría sobre el equipo de negociadores israelíes quienes ayer reanudaron el diálogo con los hombres de Arafat, después de un paréntesis de 48 horas impuesto por el asesinato de dos israelíes en Tulkarem.