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Reportaje:

Vientre de duna, perfil de beduino

Una exposición muestra el encuentro entre la fotografía y el desierto a través de imágenes del XIX y contemporáneas

Jacinto Antón

'Deseamos los confines del mundo, Auda', respondió Lawrence de Arabia al rudo howeitat cuando éste le interrogó en Ard el Suwan, mirando hacia las estrellas, por la ambición de los occidentales. 'Pero eso es cosa de Dios', protestó el beduino. El asombro de Auda habría sido mayúsculo de haber sabido que el hombre occidental ha capturado el desierto. El perfil del nómada, el vientre de la duna, el rastro del camello, el viento, los espejismos, la feroz caricia de la luz exasperada: todo ello, y también el miedo, el respeto y el amor a esa extensión pura y salvaje, figura en la exposición de fotografías y audiovisuales producida por la Fondation Cartier pour l'Art Contemporain y compuesta por imágenes del siglo XIX y creaciones actuales que se inauguró ayer en la sede barcelonesa de la Fundación La Caixa (paseo de Sant Joan, 108). La exposición puede visitarse hasta el 15 de abril, posteriormente (a partir del 10 de mayo) se exhibirá en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, de Sevilla.

Desde las fotos tomadas en 1948 por sir Wilfred Thesiger, el último gran explorador, durante su épica travesía del desolado Rub' al Khali, el Territorio Vacío, el gran desierto de Arabia, hasta las 300 panorámicas del desierto australiano realizadas en enero de 2000 por Beat Streuli, pasando por viejas imágenes de antigüedades faraónicas sumergidas en la arena y por el inmóvil latigazo de las gigantescas dunas de Namibia retratadas el año pasado por el suizo Balthasar Burkhard, la exposición es una auténtica caravana de conmociones. Una experiencia capaz de encender cualquier espíritu medianamente romántico con la misma intensidad con que inflama el paisaje el primer rayo de sol sobre el Adrar mauritano.

'El desierto ejerce desde siempre una fascinante y peligrosa atracción en nuestra sociedad de urbanitas', reflexionó al presentar la exposición el director de la Fundación La Caixa, Lluís Monreal. La comisaria adjunta, Grazia Quaroni, explicó que la idea era hablar de un paisaje que ha interesado a artistas de todos los tiempos confrontando fotos del XIX con obras actuales producidas especialmente para la exposición. La exhibición, dijo, se basa especialmente en la coincidencia histórica del descubrimiento del desierto por los occidentales y la invención de la fotografía. En opinión de la responsable de fotografía de la exposición, Marta Gili, ésta propone una sugerente relación entre la mirada del XIX y la contemporánea. La primera 'intenta encuadrar el tema del infinito', mientras que la segunda 'está más cerca del subjetivismo, el artista se apropia del infinito y del tiempo, que ya no son parte del paisaje sino del propio interior'.

La exposición se abre con evocadoras fotos antiguas del desierto egipcio. Se llega luego a las fotos de Thesiger y a las de enorme formato de las dunas de Namibia vistas a vuelo de pájaro, en plan conde Almásy. Durante la visita travesía, la comisaria subrayó el enorme esfuerzo físico que hay detrás de cada foto y las condiciones extremas de luz, calor y polvo en las que éstas fueron realizadas. La atmósfera distinta del desierto americano retratado por William Eggleston (las huellas del hombre en lugares abandonados) da paso al fascinante audiovisual de Bill Viola -una figura del videoarte- sobre Chott el Djerid, el célebre lago de sal tunecino. La obra deja al visitante conmocionado por la reverberación, el viento y los espejismos. En un cambio de dimensión radical, unos pequeños binoculares permiten observar las minúsculas tomas estereoscópicas del desierto del capitán francés en la Argelia colonial Jules Imbert. Las primeras imágenes en color del desierto, obra de Jules Gervais-Courtellemont, que entusiasmaron a Pierre Loti, son otra de las maravillas de la exposición, que exhibe también, para dar ambiente, unos cuadernos de dibujos del famoso explorador Charles Eugène de Foucauld, muerto de un tiro por los tuareg, y una impresionante cabeza de momia procedente de la expedición Bonaparte y perteneciente a una colección privada francesa. Un desierto lejano, el de la Luna, está presente en el montaje de vídeo sobre disco láser de Michael Light, mientras que Andrei Ujica ha reelaborado en una película extractos de un reportaje en el que Pasolini recorre parajes de Palestina en busca de localizaciones para El Evangelio según Mateo.

Entre lo más interesante de la exhibición se encuentran Déserts, un encadenamiento de imágenes de Raymond Depardon, y el trabajo de pintura sobre 72 fotos del mismo cineasta y fotógrafo realizado por el artista Titouan Lamazou (¡compañero de equipo del navegante Éric Tabarly!), que se llevó las instantáneas a Tombuctú y sobre ellas realizó su diario de viaje con anotaciones y bocetos.

La apasionante exposición tiene un catálogo de igual categoría en el que destaca una reciente entrevista (en mayo pasado) con Thesiger.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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