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Una intensa noche de fusión flamenca pone final español al Midem de Cannes

Cerca de 150 artistas de todo el mundo han actuado en las cuatro noches del festival francés

El Midem de Cannes cerró ayer sus puertas tras cuatro días, y buena parte de sus noches, dedicadas a la música. Pero, sobre todo, al negocio de la música. Alrededor de 150 artistas de países de los cinco continentes actuaron en distintos escenarios, mientras unos 10.500 participantes, como balance final, pulularon en busca de contactos e intercambios con profesionales de todo el mundo. Anoche el gran auditorio convocó a una multitud que acudió al reclamo de la Noche de fusión flamenca, que expuso algunas de las distintas formas en las que la música flamenca está evolucionando, desde el baile de Joaquín Cortés hasta el contacto entre lo mediterráneo y la guitarra de José Manuel Cañizares.

Hay ferias profesionales que continúan sus actividades más allá del cierre diario de sus puertas en fiestas, cenas y reuniones. El Midem, que es la cita internacional de la industria discográfica, mantiene una doble actividad bastante intensa. Por un lado están los encuentros del negocio: búsqueda de contratos de distribución, venta de nuevos productos, licencias, presentación de otros festivales y publicaciones, etcétera. Muchos de los participantes llegan con las agendas completas y otros no pierden tiempo en establecer citas con la gente que les interesa. Lo habitual en este tipo de ferias.

Pero a partir de las seis de la tarde empiezan conciertos diarios en cerca de una decena de locales, dentro y en los alrededores del Palacio de Festivales, que van presentando músicas de casi todos los géneros, desde la clásica y el jazz al pop, la electrónica y la étnica, hasta muy avanzada la madrugada. En algunos casos, como en la ya tradicional carpa de Talentos, se van presentando artistas poco conocidos, con la esperanza de lograr algún tipo de contacto con nuevos públicos. El auditorio principal sirve para conciertos conmemorativos, entregas de premios y el concierto de cierre, que desde hace unos años suele corresponder a los organizados por la Sociedad General de Autores, que lleva artistas españoles y latinoamericanos. El hotel Martínez, en La Croisette, tiene una gran sala de conciertos y suele concentrar a gran cantidad de noctámbulos y melómanos de distintas especies, sumidos en una babel de idiomas. La música electrónica y de baile también se prolonga en sesiones casi hipnóticas hasta poco antes del amanecer.

Grandes del jazz

Es imposible asistir a todos los conciertos porque se solapan unos con otros, pero la 35ª edición del Midem de Cannes ha dejado algunas actuaciones destacables. El concierto del argelino-francés Rachid Taha, en la noche inaugural, fue uno de los más exultantes, aunque dejó al numeroso público de la sala Ambasadeurs con sabor a poco. En el concierto de homenaje a Claude Nobs, fundador del Festival de Jazz de Montreux, hubo una reunión de grandes del género, como Herbie Hancock, John McLaughlin, Joshua Redman, Lina y el bajista camerunés Richard Bona. También dentro del jazz contemporáneo en su versión cubana, más orisha que latina, Omar Sosa dio claras muestras de la fuerza original de su propuesta.

Una Noche de percusión, el martes, también impactó. Variantes que iban desde lo clásico a lo visceralmente tradicional estuvieron a cargo de los atronadores Les Tambours du Bronx y de Julien Goaulo, Mino Cinelu, André Ceccarelli y Ciampolini Daniel. Entre los numerosos talentos, cabe mencionar a la cantante Dit Terzi, que deja divagar su poderosa voz en registros inesperados, armando un puzzle de música kabyle, rock alternativo, canción francesa con tintes norteafricanos y oscura poesía cantada.

En el otro extremo, el clásico, han estado los conciertos de homenaje a Rostropóvich y, ayer, la presencia del pianista argentino Daniel Barenboim, a quien se le entregaron tres premios en Cannes por la interpretación orquestal y la grabación de su ciclo de sinfonías de Beethoven, y el de ópera por su grabación de la rara obra de Busoni Die Brautwahl.

Las expectativas se centraban anoche en la Noche de fusión flamenca con un cartel que incluía a Joaquín Cortés, que llegó con su grupo, compuesto por 18 artistas; el cante de Diego Carrasco (compositor de la música de Soul, el espectáculo de Joaquín Cortés) y Montse Cortés (que ha trabajado con Antonio Canales y Sara Baras); la propuesta de jazz flamenco del trío compuesto por Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino di Geraldo, y el trabajo del compositor Joan Valent con el guitarrista Juan Manuel Cañizares.

La imagen del flamenco

Joaquín Cortés, que apenas ha actuado en Francia, se mostró ayer muy satisfecho de estar en Cannes. Los periodistas internacionales estuvieron interesados en saber si el trabajo de Cortés rompía con algunos de los tópicos que pesan todavía sobre el flamenco y, para empezar, si la danza que él hacía era deliberadamente sexy. 'No pretendo vender una imagen sexy del baile flamenco', dijo. 'Lo que yo hago no es purista o clásico, sino una mezcla con las tendencias contemporáneas. El flamenco, de por sí, es un baile bastante sensual, y si ves a un señor zapateando y sudando, cada uno puede interpretarlo como quiera'.

La vieja imagen del flamenco para turistas, como algo de mal gusto y hasta ridículo, como observó un periodista extranjero, es otro de los tópicos con los que estos músicos y artistas quieren romper. 'El flamenco de los años cuarenta y cincuenta, que es cuando empezó a tomar fuerza, ha sido bastante menospreciado, pero pienso que es el arte más puro y visceral que hay en España', afirmó el compositor Joan Valent. 'Aunque soy más del Mediterráneo, es un orgullo llevar el flamenco por el mundo'.

Joaquín Cortés se mostró algo molesto por esa imagen errónea del flamenco. 'Esos espectáculos de tablaos para guiris con la paella y el olé olé han hecho mucho daño. Pero luego han venido otros músicos, como Paco de Lucía, que con disciplina y profesionalidad han contribuido a difundirlo y a hacerlo respetar. Los bailarines Antonio, Carmen Amaya y Antonio Gades hicieron lo suyo al llevarlo a la gran escena, y creo que ahora se está haciendo mucho por buscar nuevas formas de expresión de una cultura que está muy viva y es muy fuerte'.

El futuro, ahora o nunca

Por segundo año consecutivo, se desarrolló, un día antes de la apertura oficial del Midem, una jornada de conferencias y debates en torno a la incidencia de las nuevas tecnologías en el mundo de la edición y la distribución musical. El Midemnet ofreció en esta ocasión un punto de vista menos conocido en estos temas, que fue el de artistas como Peter Gabriel y Herbie Hancock, dispuestos a alentar a otros creadores en la búsqueda de nuevas formas de expresión y de negocio. Pero las discusiones y novedades en torno a este tema tuvieron repercusión más allá de ese preludio de la feria. El presidente de la multinacional BMG Music, Nichlas Firth, hizo una advertencia el martes en Cannes sobre la necesidad imperiosa de llegar a algún tipo de acuerdo sobre las nuevas formas necesarias para cobrar por los derechos de autor. 'Las que tenemos actualmente son totalmente anticuadas e inadecuadas para la realidad actual y el empuje de Internet', afirmó. Firth insistió en que no se puede seguir retrasando un acuerdo entre todos para llegar a una fórmula única de licencia para el uso de la música en la red. Según afirmó ante la Confederación de Editores Musicales, 'los políticos de Washington recomiendan que se llegue a acuerdos en la brevedad posible, porque si seguimos nuestras guerras ellos lo harán por nosotros. Pienso que la Unión Europea tomará la misma actitud'.

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