Bases confusas
Recientemente se ha dado a conocer la noticia de que la Comunidad de Madrid tiene prevista la instalación de máquinas de preservativos en los institutos.
Comoquiera que -a mi juicio- las bases en que se fundamenta tal decisión son un poco confusas, me gustaría hacer alguna puntualización:
a) Sin lugar a duda alguna, se trata de presentar batalla a las enfermedades de transmisión sexual, así como a los embarazos no deseados, finalidad altamente loable, para lo cual se postula el llamado 'sexo seguro', fundamentado en el uso sistemático del preservativo, favorecido por la libre disposición de máquinas expendedoras de tales objetos a precio altamente económico.
b) El objetivo de dicha campaña se ha dicho que es el de concienciar a los jóvenes de edad comprendida entre los 15 y 24 años de la importancia del 'sexo seguro'.
Claramente se aprecia que se trata de identificar el uso del profiláctico con la seguridad de impedir los embarazos no deseados, así como las enfermedades de transmisión sexual.
Aquí es donde existe una peligrosa confusión de conceptos, ya que la causa de la 'inseguridad' en las relaciones sexuales es la promiscuidad, y el uso del preservativo sólo es fiable en un porcentaje más o menos alto, pero nunca absolutamente seguro.
c) Por tanto, hay que afirmar que el uso del preservativo no confiere absoluta seguridad (y, por tanto, si no es absoluta no es segura).
La seguridad en el uso de la sexualidad se basa únicamente en una adecuada formación sexual humana, que conduzca a conocer y valorar el recto uso de la sexualidad.
Y esto, desde hace muchos siglos, en todas las épocas históricas y culturales de la humanidad, se ha conocido con el nombre de 'castidad'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.