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Polonia rechaza los siete años de transición para sus trabajadores

El primer ministro de Polonia, Jerzy Buzek, consideró ayer 'inaceptable' la propuesta alemana de que los trabajadores polacos tarden siete años -a partir de la entrada de su país en la Unión Europea- en disfrutar del derecho de libre circulación.

Buzek, de visita de trabajo en Bruselas, rechazó de plano esa propuesta, lanzada semanas atrás por el canciller alemán, Gerhard Schröder. 'Es una propuesta que no nos ha sorprendido pero que nos parece inaceptable. Es la posición alemana y esperamos que la de la UE sea muy diferente', dijo.

Aunque aseguró que 'no hay ninguna razón para que no haya libre circulación de trabajadores desde el primer día', y pareció dispuesto a aceptar una transición sensiblemente más corta que la que pide Alemania con el apoyo de Austria. También rechazó la alternativa planteada por esos dos países de que la moratoria se aplique sólo a sus territorios y en determinados sectores económicos. 'No queremos introducir diferentes categorías en función de territorios o grupos profesionales. Es un principio de la UE tratar igual a todos sus ciudadanos, sin distinción de su ocupación o su residencia', puntualizó.

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El primer ministro aseguró que en Polonia ocurrirá el fenómeno que ya se dio con el ingreso de España y Portugal en 1986. La tan esperada y temida marcha de trabajadores hacia los países del norte se convirtió en realidad en el retorno de cientos de miles de españoles y portugueses a su país. 'En los últimos ocho años han vuelto 700.000 polacos atraídos por la mejora de la situación política y económica', explicó.

El principal asunto a tratar con el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, era el delicado conflicto del gas ruso. Prodi defiende que la UE aumente sus importaciones de gas procedente de Rusia y que lo haga a través de un gasoducto que pase por Polonia evitando Ucrania. Aliado estratégico de Ucrania, Polonia quiere que los dos países participen en las negociaciones sobre ese asunto.

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Buzek restó importancia al problema del enclave ruso de Kaliningrado, cuya degradación económica y medio ambiental suscita inquietud en la Unión Europea.

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