Polonia se rebela contra sus condiciones de ingreso en la UE

Discriminación, ciudadanos de segunda clase, novia maltratada, juego sucio. Éstos son algunos de los comentarios recurrentes que se escuchan estos días en Polonia, sobre todo en boca de los agricultores, que han puesto el grito en el cielo ante el paquete de propuestas sobre la ampliación presentado por la Comisión Europea, que consideran 'insolidario'. Bruselas y los Quince tienen un problema con Varsovia, tan grande o más que el que tiene el primer ministro Leszek Miller con los granjeros, el 20% de un país de casi 40 millones de habitantes, que amenazan con votar en contra de la adhesión en el referéndum del año próximo.

La Constitución polaca exige una consulta popular vinculante sobre el ingreso en la UE. Los sondeos daban un apoyo del 52% antes del paquete de propuestas comunitarias, aunque éstas han podido suponer un retroceso de varios puntos. El problema para el Gobierno es cómo romper el fuerte abstencionismo que se registra en una nación con una democracia poco madura. 'El abstencionismo puede jugar a favor del no', opina un observador extranjero. Para que el referéndum sea válido debe haber una participación por encima del 50%. En las elecciones generales pasadas, la participación no rebasó el 40%.

Polonia no es uno más. Es la clave de la ampliación, el mayor referente, por población y riqueza, de los 10 países candidatos. Sin embargo, no está precisamente a la cabeza en lo que respecta a capítulos de negociación cerrados. La agricultura, los fondos regionales y la liberalización de compra de tierras por parte extranjera son huesos muy duros de roer. 'No está peor preparado que los demás aspirantes, aunque las dificultades son mayores', afirman fuentes diplomáticas europeas en Varsovia. 'Si no entra ahora, podría ocurrir que tuviera que esperar hasta 2013', comenta una de ellas. Eso podría afectar a toda la ampliación y las consecuencias alterarían la reforma europea en curso. Además, el mal momento de la economía, prácticamente en recesión después de una década creciendo por encima del 5% y con el desempleo disparado a niveles superiores al 17%, añade un nuevo escollo al proceso de modernización y reforma de infraestructuras que exige la entrada en Europa.

La Comisión Europea propone una introducción progresiva de las ayudas directas a los agricultores durante un periodo de transición de 10 años a partir de 2004, fecha en teoría del ingreso de 10 nuevos países a la UE. El tema amenaza con romper la unidad dentro de la coalición gobernante. 'Nos parece discriminatorio e inaceptable. No veo razón para pedir el apoyo a la adhesión si no se mejoran las condiciones', declara el viceprimer ministro y titular de Agricultura, Jaroslaw Kalinowski, líder del Partido Campesino, el socio menor de la coalición que dirige la Alianza de Izquierda (ex comunistas) de Miller, amplia vencedora de las elecciones del pasado septiembre. 'Los agricultores polacos no son pedigüeños, quieren simplemente competir pero con equidad', agrega Kalinowski. Casi dos millones de personas están censadas como agricultores, pero el ministro reconoce que sólo un 40% son productivos. El resto son propietarios de parcelas de una o dos hectáreas, pero se benefician también de subvenciones estatales.

La mejor oferta

El margen de maniobra que los polacos creen ver en las negociaciones con Bruselas no coincide en absoluto con el tono que se respira en la Comisión Europea, que estima que la oferta es la mejor posible. 'Se trata del mejor arreglo posible y no de una invitación al regateo', ha manifestado el comisario europeo de Ampliación, el alemán Günter Verheugen, sobre quien llueven ahora en Polonia los peores epítetos. Bruselas advierte a Varsovia que las cosas pueden ser aún peores ante el delicado horizonte a la vista, con elecciones en Francia, Holanda y Alemania, municipales en el propio país, y una presidencia de la UE en manos durante este semestre de España, justo en el periodo más espinoso de la negociación. 'No es el mejor de los escenarios. Menos mal que cerraremos con Dinamarca ', comenta Danuta Hubner, secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, quien reconoce que el Gobierno tiene un problema para que la opinión pública entienda mejor las ventajas de estar dentro de la UE.

Polonia parece haber llegado al final de su largo periodo de negociación metida en una sintonía bien distinta a la que hoy se escucha entre los Quince, cuyos gobiernos son partidarios de la ampliación al Este más por razones políticas que económicas.

Varsovia desearía acortar a tres años el periodo de transición para las ayudas directas. Sobre el reparto de los fondos regionales se prepara, una vez dentro, a 'fumarse puros' como José María Aznar y a no ceder ni un milímetro. 'Hemos aprendido de ustedes', dice un alto funcionario.