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El 33% de los hijos de mujeres maltratadas ha sufrido agresiones físicas

Los datos se han obtenido de entrevistas realizadas a mujeres que han pasado por centros de atención de la Junta entre 1995 y 1999. El 89% de las mujeres que llega a casas de acogida lo hace con una media de dos hijos. 'Las mujeres sienten miedo e indefensión por el estado de sus hijos e hijas. Algunas cuentan cómo los que están en edades adolescentes sufren los problemas de adaptación en las casas de acogida', relata Sotomayor. Estos hechos pesan mucho sobre estas mujeres, que, en un 19% de los casos, vuelven con el agresor por carecer de recursos económicos y por la presión que ejercen sobre ellas sus hijos.

La vivencia de los malos tratos en los niños es uno de los problemas que más preocupan a los profesionales que atienden a las mujeres maltratadas, ya que temen que aprendan modelos de conducta agresivos 'y perpetúen la violencia en las próximas generaciones'. Eva Sotomayor ha recogido relatos de mujeres durante su investigación. Una de ellas narró: 'Mi hijo se pelea con otros niños y es muy agresivo, sube la voz y amenaza, eso es lo que ha aprendido'.

Los niños que han visto en su casa la violencia padecen secuelas, según subraya el informe. El 41% padece retraso escolar y un 66% tiene trastornos psicológicos. 'Entre los más comunes se encuentran las conductas agresivas con un 29% y los terrores nocturnos con un 16%'. Si no se actúa trabajando con los hijos de estas mujeres que han padecido la violencia en los hogares, concluye Sotomayor, éstos interiorizarán una conducta que desarrollarán cuando sean mayores.

Falta de apoyo familiar

Estas mujeres declaran no sentir apoyo en sus propias familias para intentar poner fin a la situación de violencia que padecen. Sólo el 33% recurre a sus padres o hermanos para solicitarles ayuda. 'Un 44% de las mujeres no recibe apoyo familiar en el momento de la huida, a pesar de que es cuando más lo necesitan', destaca el estudio. Sotomayor apostilla que el dato 'es sangrante' porque ellas no pueden recibir apoyo 'y, sin embargo, ellos muy a menudo son respaldados por sus familiares'.

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El estudio pone de manifiesto que las mujeres que recurren a los centros de acogida no confían en la justicia. El 81% puso denuncias contra los agresores e inició el procedimiento judicial. Sin embargo, declaran sentir 'un desencanto cada vez mayor' con la justicia al entender que es lenta y excesivamente burocrática.

'Un 59% de las mujeres presentaron sólo una denuncia, mientras que el resto presentaron más. Sin embargo, los malos tratos suelen ser reiterados. Al no coincidir ambos datos, es evidente que la mujer no está motivada para denunciar', explica Sotomayor. Probablemente, añade, porque desconfía de la eficacia de la denuncia y porque sufre amenazas.

Sotomayor concluye advirtiendo de que el maltrato se produce en todas las capas sociales, que no está relacionado únicamente con la adicción del agresor a las drogas o al alcohol y que la tasa de paro de éstos es sólo algo más alta que las del resto de población masculina.

El agresor, añade, tiene un nivel de estudios inferior al de su pareja, pero cuenta con muchos más recursos económicos, ya que el 74% percibe ingresos propios. 'A pesar de que la mujer tiene más nivel de formación, ellos tienen menos nivel de desempleo', concluye.

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