Torremolinos 2001

Termina el año, el siglo, y el milenio y claro, es tiempo de hacer balance, o cuando menos recordatorio de lo que nos ha ocurrido, lo solemos hacer cada vez con más frecuencia.

Estos días, el alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, ha presentado los presupuestos del año 2001 y lo ha hecho defendiendo su gestión desde que asumió la alcaldía, cosa lógica, si bien (no tan lógico) tirando, denostando, insultando y vertiendo acusaciones veladas a base de medias verdades a los gobiernos municipales de la etapa democrática en la que él no gobernaba.

Olvida Fernández Montes que un alcalde debe serlo de todos los ciudadanos y que, concretamente, en la composición del Ayuntamiento actual de Torremolinos, los ocho concejales que representan al PA, IU y PSOE, están ahí en nombre de muchos miles de ciudadanos y ciudadanas a los que un alcalde debe respetar cuando se dirige a ellos aduciendo: 'No se enteran de las cuentas' o 'actúan ustedes contra el pueblo', cuando denuncian acciones que luego la justicia se encargará de darle o quitarle la razón a las actuaciones del alcalde:

- Cementerio de Torremolinos.

- Despido de trabajadores municipales.

Todo ello utilizando dinero público de los contribuyentes para pagar los errores de la soberbia política de quien cree poseer la infalibilidad. No todas las obras y realizaciones que se han llevado a cabo en Torremolinos durante la etapa de los ayuntamientos democráticos fueron obra suya, y él lo sabe.

La deuda municipal no es producto de unos miles de millones perdidos (según sus palabras), ya que el Tribunal de Cuentas, e incluso una auditoría interna, demostraron la legalidad y ortodoxia de la contabilidad municipal en la última etapa socialista.

Es curioso el parecido existente en las formas del señor Fernández Montes y el primer edil de Marbella. ¿Será una coincidencia ideológica? Porque también en las pretensiones urbanísticas del alcalde de Torremolinos se incluyen proyectos de hoteles con 24 plantas de altura, o cuando recientemente se aprueba un incremento de volumen en los actuales establecimientos hoteleros de un 20% o un 25% sobre las construcciones actuales ¿Habrá algo más parecido al urbanismo de los sesenta? He aquí la sensibilidad ecológica de un alcalde que a la plaza Costa del Sol le acaba de quitar el cobijo a miles de pájaros, así como la sombra apetecible a tantos ciudadanos que han visto cómo han desaparecido árboles de mucha antigüedad y valor ecológico. Pero claro, como dijo una señora mayor de paso por la plaza: 'Los pájaros no votan'.-