Cientos de muertos y más de mil personas sepultadas tras el terremoto de El Salvador
La confusión afectó incluso, en un primer momento, a la medición del seísmo. Ayer se estableció que la magnitud del terremoto fue de 7,6 en la escala abierta de Richter, un movimiento considerado destructor. El pánico aún está dibujado en las caras de muchos salvadoreños. Han pasado la noche entre fuertes sacudidas, acampados en jardines privados y públicos, incapaces de encerrarse en sus casas. A diferencia del terremoto de 1986, éste ha afectado a toda la nación. Los heridos se cuentan por miles, los hospitales están abarrotados de hombres, mujeres y niños con traumatismos o miedo. Las autoridades salvadoreñas han reiterado su llamamiento de ayuda internacional. Se necesitan sobre todo hospitales de campaña, medicinas y personal médico experto en fracturas de huesos.
Según la Policía Nacional Civil, la cifra de muertos se eleva a 355 y la de heridos ronda los ochocientos. El propio presidente salvadoreño, Francisco Flores, declaró que las cifras aún son conservadoras y preliminares, ya que 'hay muchos más fallecidos y muchos más heridos, y muchas más personas que han perdido sus casas'. Según la policía, el número de casas dañadas o destruidas puede superar las 4.000.
A cada poco llegan nuevas informaciones de tragedias en esta o aquella aldea o ciudad. La Cruz Roja local cree que más de mil personas están aún bajo los escombros, esperando ser rescatados. El tiempo corre en su contra. Los expertos hablan siempre de un margen de 72 horas, y ya se ha consumido un tercio. Las radios y las televisiones emiten información constante, plagada de mensajes de familias que se buscan con ansiedad y desesperación.
Las noticias que van fluyendo apuntan a que los daños principales no están en la capital, sino en el resto del país; en el suburbio capitalino de Santa Tecla o en la segunda ciudad de El Salvador, Santa Ana. En San Salvador, numerosos edificios presentan grietas y desconchones. Los daños son visibles en cualquier parte.
El presidente Flores declaró el estado de emergencia en la tarde del sábado y trata desde entonces de movilizar todos los recursos disponibles. Pero el movimiento está limitado, pues son numerosas las carreteras que presentan daños y también son muchos los puentes hundidos. El rescate se lleva a cabo en helicópteros militares.
Escenas terribles
La energía eléctrica, que comienza a funcionar de nuevo en algunas áreas de San Salvador, se mantiene fuera de servicio en la mayoría del país. Los equipos de reparación se afanan en las pistas del aeropuerto internacional, que será la clave en la llegada y rápida distribución de la ayuda exterior.
Las escenas son terribles: cientos de personas deambulan entre escombros en busca de sus familiares. Sólo en Santa Tecla se cree que unas 500 casas han desaparecido. La fuerza del seísmo corrió tierras y provocó desprendimientos. 'Todo está enterrado; toda mi familia está muerta', grita una mujer entre sollozos. Cientos de voluntarios y miembros de los equipos de rescate tratan de sacar los cuerpos de entre las ruinas. También hay gente enterrada en Comasagua y en la provincia de La Libertad.
Los desaparecidos no sólo afectan a El Salvador, también hay noticias de que en la zona fronteriza de Guatemala ha habido daños materiales; hasta ahora son seis los muertos y diez los heridos. El terremoto se sintió también en Honduras, donde cundió el pánico; Costa Rica, México (Chiapas) y Nicaragua, donde las autoridades alertaron a las poblaciones costeras sobre la posibilidad de un maremoto, pues el epicentro se localizó en el mar, a unos 110 kilómetros al sureste de El Salvador.
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