'Un Gobierno de Sharon no sobrevivirá más de seis meses'
Diez años después de la Conferencia de Madrid, uno de sus principales actores ha regresado a España en busca de apoyo a las tesis palestinas en el proceso de paz de Oriente Próximo. Nabil Shaat, ministro de Cooperación Internacional y Planificación de la Autoridad Palestina (AP), no cree que el acuerdo con Israel esté a la vuelta de la esquina y sostiene que si el candidato ultraconservador Ariel Sharon gana las elecciones israelíes del próximo 6 de febrero, será más difícil alcanzarlo. Shaat, de 62 años, ha estado en el primer plano de la negociación con Israel desde su inicio. Doctor en Ciencias Políticas y dirigente de Al Fatah, principal partido de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), es un político con fama de moderado y pragmático.
Pregunta. ¿Es posible llegar a un acuerdo con Israel, aunque sea de principio, antes de que Clinton abandone la Casa Blanca el 20 de enero?
Respuesta. No queda tiempo. Hay tiempo para que avance el proceso y hay tiempo para que Clinton entregue a Bush un proceso de paz viable, no un proceso difunto y en bancarrota. Hay asuntos muy complejos y no queremos otro acuerdo de principio para pasarnos otros diez años explicándolo.
P. ¿Cuáles son los principales inconvenientes palestinos al plan de Clinton?
R. Muchos. Sin despreciar los esfuerzos de Clinton, que aprecio y aplaudo, su propuesta se queda corta. En el terreno de la seguridad no habrá paz si Israel insiste en mantener una presencia colonial en Palestina. O tenemos un Estado palestino totalmente soberano y en paz con sus vecinos, con fronteras y relaciones abiertas, o no habrá paz. Proponer un plazo de seis años para la retirada del Ejército israelí, insistir en que Israel mantenga centros estratégicos que pueda utilizar para ocupar de nuevo los territorios o hacer la guerra contra sus vecinos árabes y darle el control total sobre el espacio aéreo no es soberanía, es puro y duro colonialismo decimonónico, y eso no podemos aceptarlo. Por lo que respecta a Jerusalén, no podemos resolver un problema y crear otro. Nos dan soberanía sobre la Explanada de las Mezquitas, de acuerdo, pero después le dan a Israel la soberanía sobre el Muro de las Lamentaciones, por debajo y por arriba, lo que llaman la soberanía vertical. Esto no funciona.
P. ¿Y la cuestión del retorno de los refugiados?
R. No se puede reducir el problema de los refugiados a un asunto de inmigración de Israel. En los últimos siete años, Israel no ha permitido a un solo refugiado palestino regresar a Cisjordania y Gaza, algo que debería haber hecho sin restricciones. No se puede permitir que regresen rusos con tatarabuelos judíos y no hacer lo mismo con palestinos cuyos padres vivían en Palestina en 1948. El derecho al retorno es una cuestión humanitaria y política. Nadie quiere forzar a 4,5 millones de palestinos a regresar, pero la gente debe tener esa oportunidad, ese derecho. Si las propiedades, pueblos o ciudades de los que fueron expulsados en 1948 están hoy en territorio Israelí, deberían tener la opción de regresar y convertirse en ciudadanos israelíes, con la obligación de obedecer las leyes israelíes. O a lo mejor prefieren venir al Estado palestino, o conservar la ciudadanía jordana, o irse a Canadá. Hay que sentarse y negociar.
P. ¿Será más fácil llegar a un acuerdo si Ariel Sharon gana las elecciones, como anticipan las encuestas?
R. Es muy poco probable. Todos conocemos las posiciones de Sharon. La perspectiva de que sea el nuevo primer ministro es muy poco alentadora. Desafortunadamente, en un año y medio de mandato Barak sólo ha tenido éxito ocupando territorio palestino e incitando a la violencia contra los palestinos, y no ha logrado nada en el proceso de paz. La Administración de Sharon no podrá sobrevivir más de tres o seis meses, porque va a gobernar con el mismo Parlamento que Barak. Todos los problemas que ha tenido Barak pasarán a Sharon. Si éste es elegido, será el quinto primer ministro en siete años. Esto nunca ha sucedido en la historia de Israel, y ello obedece a la posición israelí en el proceso de paz. Siempre queda la posibilidad de que Barak sea sustituido por Simón Peres, que tiene mejores resultados en las encuestas que Barak y Sharon.
P. ¿Cómo influirá en el proceso de paz el cambio de Administración en Estados Unidos?
R. Estamos en un momento muy interesante. El hombre que representó la política estadounidense durante ocho años, el presidente Clinton, abandona ahora la Casa Blanca. Le pasará el testigo al hijo del hombre que hizo posible la Conferencia de Madrid, George Bush padre, y por ese motivo no hay por qué sospechar que, bajo una Administración republicana los estadounidenses no seguirán defendiendo sus intereses estratégicos. Pero, inevitablemente, se perderá tiempo hasta que el nuevo Gobierno eche raíces. Es un momento muy oportuno para que España desempeñe de nuevo su papel, diez años después de Madrid. Nos gustaría que España asuma su responsabilidad como patrocinador, en su propio nombre y en el de Europa. Además, los norteamericanos van a estar fuera de juego durante algunas semanas. Aznar es un hombre valiente, capaz de tomar posiciones y de llevarlas adelante.
P. ¿Está la Autoridad Palestina lista para convertirse en un Estado soberano?
R. Estoy absolutamente convencido de ello. Nuestras infraestructuras pueden reconstruirse, aunque los israelíes hayan destruido en tres meses buena parte de la que construimos en siete años. Tenemos gente, cerebros, conocimientos técnicos. El experimento de los últimos siete años ha sido un éxito y hemos creado las bases para tener un Estado próspero y en paz. Entre 1996 y 2000 le hemos dado a Israel su mayor periodo de tranquilidad desde 1948.
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