Ben Ami regresa con urgencia a Israel para hablar con los palestinos
El encuentro se desarrollaba de madrugada en el lado palestino del paso fronterizo de Erez. 'Los contactos tendrán un doble objetivo: intentar estabilizar la situación sobre el terreno y verificar con los palestinos que es posible relanzar la negociación', declaró un consejero de Barak. Este buen signo tras semanas de parálisis y violencia sólo fue posible tras el levantamiento parcial del bloqueo israelí a los territorios palestinos.
La montaña de arena que impedía el paso en el cruce de Netzarim desapareció ayer por la mañana. Sólo quedaron las huellas de los tanques a ambos lados de la carretera. Por primera vez en semanas, los ciudadanos de Gaza empezaron a recuperar la movilidad dentro de esa franja autónoma, si bien de forma limitada. Fue el resultado de las conversaciones de seguridad que apadrina el director de la CIA, George Tenet, y que la noche anterior habían tenido una tercera entrega en el punto fronterizo de Erez.
Lista de detenidos
También se suavizó el sitio a las ciudades de Kalkilia, Yenín y Nablús, aunque Hebrón sigue bajo el toque de queda. A cambio, los israelíes han facilitado a los responsables palestinos una lista de personas que quisieran ver detenidas de nuevo. Además, oficiales de seguridad israelíes y palestinos reanudaron las patrullas conjuntas suspendidas hace tres meses a raíz del estallido de la Intifada.
Esta nueva cooperación se interpreta en Israel como paso previo a un ultimísimo esfuerzo de alcanzar algún tipo de acuerdo antes de que el presidente Bill Clinton abandone la Casa Blanca el próximo 20 de enero, cuando asumirá la presidencia el republicano George Bush.
La precipitada vuelta de Ben Ami tenía por objeto que encabezara la delegación israelí que, según Radio Israel, iba a reunirse anoche con el equipo negociador palestino. Aún así se impone la prudencia. A pesar de la presión que israelíes y estadounidenses están ejerciendo sobre Yasir Arafat para que acepte el marco de paz de Clinton, todos han reconocido que el acuerdo final que buscaba el presidente norteamericano no es posible antes de esa fecha. Las expectativas se han reducido a una declaración de principios en la que Israel y los palestinos den su acuerdo a una agenda común para alcanzar el acuerdo final, con fechas precisas de comienzo y conclusión.
Altos funcionarios palestinos han expresado a EL PAÍS en los últimos días su escaso interés en dicha declaración genérica. Temen que las propuestas de Clinton vayan a sustituir a las resoluciones de la ONU que hasta ahora han servido de marco, e insisten en llegar cuanto antes al final del proceso. Sin embargo, con una cita electoral a tres semanas vista, el primer ministro israelí, Ehud Barak, sí que necesita un logro tangible que vender a los votantes. De ahí los esfuerzos diplomáticos de Ben Ami en Europa.
En el peor de los casos se especula con una ceremonia en la que Clinton, flanqueado por Arafat y Barak, leyera un texto que dejara constancia de que ambos líderes han aceptado sus ideas como base de futuras negociaciones. Pero la posibilidad de un documento sin firma no convence ni al presidente norteamericano ni a Ben Ami y otras figuras claves del Partido Laborista.
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