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EL 'SÍNDROME DE LOS BALCANES'

La OTAN admite su retraso y se compromete a limpiar la chatarra bélica en los Balcanes

Además, a petición italiana, el mando supremo militar aliado en Europa suministrará mapas detallados de las zonas bombardeadas con uranio empobrecido en Bosnia (1994 y 1995), complementarios a los de Kosovo. Estados Unidos empleó más de 10.000 de esos proyectiles en Bosnia y 31.000 en Kosovo. Nada se dice de plazos para sacar conclusiones, aunque se insiste en que se hará con la mayor celeridad. La OTAN es consciente de la alarma social que ha suscitado el tema pese a las señales tranquilizadoras procedentes del mundo científico.

Fuentes de la organización militar reconocen en privado que la Alianza no ha tenido bastantes reflejos para contrarrestar el impacto del síndrome de los Balcanes. La primera reacción pública del secretario general, el británico George Robertson, se produjo ayer, dos semanas después de que estallara la polémica en Italia. 'La OTAN no tiene nada que esconder, porque esas armas no han provocado daños permanentes ni en el medio ambiente ni en la población civil ni en los soldados', dijo. 'Queremos ser lo más transparentes posible', declaró lord Robertson al término de la reunión ordinaria de embajadores del Consejo Atlántico, en la que se abordó este problema con la participación de tres expertos militares norteamericanos.

Sin embargo, los países aliados, guiados sobre todo por Estados Unidos, no respaldaron la propuesta italiana de decretar una moratoria de esa munición. Lord Robertson cortó ayer la polémica al señalar: 'No hay hostilidades (en los Balcanes), por tanto no se está utilizando'.

Fuentes diplomáticas confiesan que 'quizá sea políticamente insostenible' recurrir en el futuro a proyectiles con uranio empobrecido, utilizados por primera vez en 1991 por Estados Unidos contra Irak y que surgieron como respuesta a una producción parecida soviética en la década de los ochenta. 'No hay mejor metal para perforar un blindado y esta munición fue el arma más eficaz para frenar la agresión étnica', dijo ayer en una rueda de prensa uno de los tres expertos norteamericanos que informaron a los embajadores.

El secretario general de la OTAN se apoyó en las declaraciones del UNEP y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para sostener la tesis de que no hay pruebas para vincular el uranio empobrecido con los casos de leucemia y otros cánceres detectados en ex combatientes europeos en los Balcanes, principalmente en Italia y Bélgica, pero también en España, Portugal y Holanda.

Lord Robertson reconoció que 'retrasos burocráticos' dilataron un año la entrega de datos al UNEP y no pudo dar una explicación de porqué el Pentágono no facilitó a la OTAN hasta junio de 1999 las recomendaciones precautorias sobre el contacto con material bélico dañado por el uranio. 'Yo entonces no estaba aquí. Desempeñaba otro cargo (ministro de Defensa del Reino Unido)', dijo pasando la patata caliente a sus antecesores, el belga Willy Claes (1994-1995) y el español Javier Solana (1995-1999).

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