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EL 'SÍNDROME DE LOS BALCANES'

Defensa afirma que no hay rastro de radiación en los análisis hechos a los soldados españoles

Defensa salió ayer al paso de la creciente inquietud social generada por los casos de leucemia y otros tipos de crecimiento desordenado de células detectados en soldados europeos desplazados a los Balcanes. Y lo hizo asegurando que no existe la menor relación causa-efecto, si bien admitió que 'el origen de la leucemia', así como el de la mayoría de los cánceres, 'nos resulta desconocido' y que 'en medicina todo es posible'. Sin embargo, afirmó que la enfermedad desarrollada por al menos seis militares españoles -nueve, según la Oficina del Defensor del Soldado- no guarda relación alguna con su participación en misiones en Bosnia (especialmente en Sarajevo), Macedonia (Skopje) y Kosovo (Mitrovica e Istok) desde 1994.

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'La proporción de estas enfermedades, dentro de un colectivo de 32.000 militares españoles desplazados a los Balcanes, es similar a la que desarrolla la población civil', afirmó el coronel Luis Villalonga, quien ilustró sus palabras con un ejemplo: 'Es como si analizamos el cáncer desarrollado por los españoles que han viajado a Toledo en los últimos siete años. Les aseguro que encontraríamos una proporción significativa, pero en absoluto porque hayan viajado a Toledo, sino porque el cáncer es una enfermedad que actualmente afecta a un tercio de la población'.

El secretario técnico de la Inspección General de Sanidad del Ministerio de Defensa dijo también que el uranio empobrecido de las armas utilizadas por la aviación de Estados Unidos durante los bombardeos sobre Bosnia y Kosovo contaminó el ambiente 'con dosis insignificantes de radiación', por lo que 'no tiene sentido esperar efectos patológicos'. Este nivel de radiación, añadió el militar, es comparable al existente en numerosos lugares del mundo, incluida España.

'Estamos permanentemente expuestos a la radiación, pero a dosis tan ínfimas que no suponen riesgo para la salud', y que para contraer leucemia por esta causa 'habría que recibir dosis elevadísimas'. 'Ni siquiera bañándose en un reactor nuclear recibiría el cuerpo humano una radiación suficiente para padecer leucemia', añadió.

El coronel Villalonga recordó que, 'como cautela extrema', España y otros países europeos que participaron en la guerra de la ex Yugoslavia están sometiendo a exámenes médicos a sus tropas. Se trata de un cuestionario y un análisis de sangre y orina. No precisó cuántos de los 32.000 españoles han sido ya revisados por los médicos, si bien aseguró que 'todos han dado negativo. Están sanos'.

Tampoco facilitó cifras comparativas entre la incidencia de leucemia entre los soldados y su tramo de población equivalente en la sociedad civil: jóvenes y sin enfermedades anteriores. Sólo afirmó que 'es la normal' y lamentó la inquietud social creada en torno a esta cuestión: 'El tabaco es mucho más tóxico que las dosis de uranio empobrecido de las que estamos hablando y, sin embargo, la tolerancia social es muy diferente'.

Hasta el momento existe constancia de un único fallecimiento por leucemia, el del soldado sevillano Antonio González López, de 22 años, así como otros tres por diferentes tipos de cáncer. También están afectados una mujer de 22 años, destinada en la misma unidad que González, que padece linfoma de Hodgkin, y un capitán de Artillería de 35 años, hospitalizado en Salamanca por un linfoma de Burkitt.

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