Los dirigentes árabes rechazan un acuerdo que no incluya Jerusalén y la vuelta de refugiados
'El comité ha apoyado de forma unánime la posición palestina en lo que se refiere a Jerusalén y la soberanía palestina sin ambigüedad y sin confusión sobre la Explanada de las Mezquitas', declaró al término de la reunión ministerial el jefe de la diplomacia egipcia, Amer Musa. 'Me gustaría señalar que Líbano ha rechazado de plano la idea de acoger permanentemente a los refugiados palestinos e insistido en su derecho a regresar', añadió. 'Creemos que es un derecho sagrado', concluyó Musa.
No fue una sorpresa. Ésa es la posición oficial árabe y palestina. Sin embargo, hay síntomas de que algunos dirigentes estarían dispuestos a aceptar las recientes propuestas estadounidenses como marco para un acuerdo final.
Según el comentarista israelí Zir Bar'el, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, inicialmente partidario de esperar a la próxima Administración norteamericana, habría cambiado de opinión en los últimos días tras sus numerosas conversaciones con Bill Clinton. 'Ni Mubarak ni Abdalá [de Jordania] pueden llegar a la próxima cumbre árabe sin un acuerdo', asegura Bar'el en su columna del diario israelí Haaretz.
Presiones ciudadanas
Según esta tesis, si no hay algún avance tangible para cuando la Liga Árabe se reúna en Ammán en marzo, ambos se verán presionados por sus ciudadanos para tomar las medidas que evitaron el pasado octubre en El Cairo, entre ellas, la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel. En ambos casos, la presión popular y la ola de antiamericanismo puede poner en aprietos el sistema. 'Es cierto que algunos países inestables de la zona están siendo presionados por Estados Unidos', reconoce a EL PAÍS un alto funcionario palestino. Sin embargo, recuerda que las consecuencias de refrendar un acuerdo contrario a los intereses palestinos y árabes también tendrían un precio. 'Un 70% de la población jordana es de origen palestino y no va a quedarse en casa si se conculcan sus derechos.
Por otra parte, cualquier renuncia a la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar sagrado del islam, daría pie a una oleada islamista que ni Egipto ni Arabia Saudí desean afrontar', según este funcionario.
El plan Clinton propone un compromiso básico: Israel cede soberanía sobre la Explanada de las Mezquitas y, a cambio, los palestinos renuncian al derecho de los refugiados a regresar a Israel. Hasta ahora ninguna de las partes ha aceptado. Israel dio la semana pasada su visto bueno a ese marco para futuras negociaciones, siempre que los palestinos también lo aceptaran. Sin embargo, Barak aseguró ayer al gran rabino sefardí, Eliahu Bakshi Doron, que nunca firmará un acuerdo que dé la soberanía a los palestinos sobre el Monte del Templo, como los judíos llaman al lugar donde se eleva la Explanada de las Mezquitas.
De acuerdo con la Casa Blanca, Arafat, que desde el principio mostró muchas objeciones, ha terminado aceptando esa fórmula como base de conversaciones con Israel. Sin embargo, todas las fuentes palestinas consultadas ayer precisaban que la respuesta de Arafat a Clinton el martes no equivalía a una aceptación de sus propuestas.
Los israelíes no han alterado su convencimiento de que el acuerdo pretendido por Clinton es inalcanzable antes de que abandone la presidencia el próximo 20 de enero.
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