El Gobierno central plantea que los usuarios sufraguen las obras del embalse de Herrerías

El embalse de Herrerías o Erbi, situado en el límite entre Álava y Burgos, es la última de la seis grandes infraestructuras para Euskadi acordadas en el Plan Hidrológico Nacional de 1994. Las otras cinco están ya en marcha o en fase más avanzada: la depuradora de Galindo (Barakaldo) funciona desde julio tras una inversión de 8.800 millones; la depuradora de San Sebastián, con más de 10.000 millones, está en obras; la depuradora del Alto Nervión, también en fase de trabajos y con un coste cercano a los 2.000 millones; la presa de Ibiur, en la comarca de Tolosa, en obras y con una inversión similar, y la depuración y vertido de la reserva de Urdaibai, de más de 10.000 millones y en fase de elaboración del proyecto.

Herrerías, ubicado entre los municipios alaveses de Artziniega y Amurrio, se concibió para hacer frente a situaciones como la sequía de 1989-90, que motivó restricciones de agua de hasta un 50% en los hogares del Gran Bilbao y de otros municipios vizcaínos. Su capacidad prevista será de 50 millones de metros cúbicos de agua y se convertirá así en la tercera fuente de abastecimiento del área metropolitana. Tendrá la tercera parte de agua que los embalses de Zadorra -que nutren a esta zona desde 1966- y más del doble que Ordunte -en funcionamiento desde 1936-, los dos sistemas que proporcionan el agua al millón de habitantes de la metrópoli, cuyo consumo anual asciende a 150 millones de metros cúbicos.

Las autoridades aseguran que el sistema actual, fundamentado en los embalses del Zadorra, tiene la debilidad de que se basa en un único conducto, el que discurre de los pantanos alaveses a la capital vizcaína. Con el de Herrerías, el abastecimiento estaría garantizado dos meses en caso de necesidad de suspender el suministro desde el sistema Zadorra.

La intención es que el nuevo proyecto esté en funcionamiento a lo largo de esta década, pero todavía se halla en una fase embrionaria. La Confederación Hidrográfica del Norte, organismo dependiente del Gobierno central, que se encargará de la construcción, ha redactado un estudio sobre el proyecto que ha sido enviado a las instituciones vascas (Gobierno, diputaciones y Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia) para que presenten sus alegaciones.

Un portavoz de la confederación señaló que, cuando se resuelva este trámite, empezaría a redactarse el proyecto, pero eludió concretar plazos.

Durante los contactos que han mantenido las partes implicadas, la Confederación Hidrográfica ha planteado que la construcción sea financiada también por los usuarios con una aportación de entre el 25 y el 50% de los 9.000 millones de pesetas de coste. El presidente del Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia, Iñaki Etxebarria, desveló esta intención en la última asamblea de este organismo.

Al ser considerada una obra de interés general, la construcción debería recaer en el Ejecutivo central, según lo acordado en el Plan Hidrológico de 1994. 'Nosotros no sabemos nada de eso, pero está bastante claro que la construcción debe financiarla Madrid', señalan fuentes de la Diputación vizcaína. Iñaki Etxebarria se expresa en la misma línea. 'No estamos dispuestos a financiar la construcción', afirma. Medios de la Confederación indican que sólo es una opción que debe debatirse. 'Se barajan diversas posibilidades y aún no se puede tener en cuenta ninguna'.

Cuando se aprobó el Plan Hidrológico de 1994, se planteó un esquema en el que la financiación del resto de las obras (las conducciones y los bombeos que lleven el agua a las depuradoras, calculadas en 14.500 millones) la asumiesen las instituciones vascas: un 50% el Gobierno; un 25%, las diputaciones y el otro 25%, los consorcios de aguas. Sin embargo, ello se debería plasmar en un convenio interinstitucional que aún no se ha concretado.