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El año que pudo ser

Durante el primer año del nuevo milenio (o del último del viejo, como se prefiera) no se cumplieron las elevadas expectativas. De hecho, ahora parece que fue hace un siglo la multitudinaria celebración con fuegos artificiales con la que comenzó el año nuevo.(...) Las brillantes esperanzas de burócratas y políticos en una nueva economía (...) han perdido su esplendor. Se nos dijo que la paz en Oriente Próximo e Irlanda del Norte estaba al alcance de la mano. No ha sido así.

Muchos de los planes del año, desde el Duomo del Milenio hasta el referéndum danés sobre el euro, acabaron convertidos en un montón de basura. (...) Con respecto a la Unión Europea, muchos de los acontecimientos convertidos en titulares, y en los que tanto insistimos el pasado año, sirvieron para recordarnos con qué facilidad las agendas políticas están dirigidas más por el orgullo que por la inteligencia de los que gobiernan. (...)

Los votantes daneses (...) decidieron que el euro era sólo el principio de muchos males. Vieron los esfuerzos de la UE por condenar al ostracismo a Austria después de la entrada en el Gobierno del partido de Jörg Haider y decidieron que era una intervención injustificada en los asuntos internos de los países miembros. Y por un 53% frente a un 47% dijeron que no estaban convencidos de los beneficios de una mayor integración en la UE. (...) Niza fracasó; larga vida a Niza. (...) No obstante, algunos de los acontecimientos del año pasado han proporcionado una mayor conexión con la realidad.

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Bruselas, 29 de diciembre

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