"La peor crisis de nuestras vidas"
"Ésta es la peor crisis de nuestras vidas", asegura Elías, cristiano, palestino, joyero de profesión, mientras entreabre la puerta de su comercio a la entrada de Belén, después de observar con atención las dos líneas de tiro; la de la barricada y la de la posición del Ejército israelí, y comprobar que no hay ningún peligro. Elías pertenece a esta franja del 80% de los industriales palestinos que se han visto obligados a cerrar sus empresas, o que las abren muy ocasionalmente, desde hace cerca de tres meses como consecuencia de la Intifada."La crisis se nota en las tiendas, sobre todo en este Ramadán, cuando los comercios suelen estar más abastecidos y las familias acostumbran a gastar su dinero en pequeños lujos. Este año, los que pueden, prefieren ahorrar", aseguran los portavoces de las organizaciones de comerciantes de Ramala, mientras aconsejan dar un vistazo a las tiendas y comprobar que empieza a faltar de todo: productos alimenticios, medicamentos, e incluido material de construcción con el que reparar las casas destruidas o deterioradas por los bombardeos israelíes.
El cemento se ha convertido en un material de lujo. Sobre todo en Gaza, donde las restricciones son más firmes y los controles más severos. Durante los dos primeros meses de la Intifada, el sector de la construcción ha estado desabastecido de cemento, lo que ha provocado un parón generalizado, incluido el bloqueo de las obras públicas, que, como el puerto y las centrales eléctricas, están siendo financiadas por la comunidad internacional. Las medidas pacificadoras decretadas por el Gobierno israelí han aliviado la situación, pero las entradas actuales de cemento son un tercio del periodo habitual: 20.000 toneladas mensuales ahora contra las 75.000 de antes.
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