La caca
Dos científicos españoles acaban de descubrir un excremento de bacteria en una roca procedente de Marte. Hubo vida, pues, en el planeta rojo y quizá, ¿por qué no?, una organización existencial compleja. Después de todo las condiciones de su suelo son muy parecidas a las del nuestro. Sin duda, habría bacterias árabes e israelíes y vascas y españolas y del Real Madrid. Habría bacterias escritoras y bacterias pintoras con sus respectivas academias. Y proliferarían también los círculos de bacterias empresarias y los campos de golf y las organizaciones de consumidores. Todo lo que podamos imaginar. Dirán ustedes que con el trabajo que da ser microorganismo a secas, buena gana de complicarse la vida intentando ser además irlandés o belga o alemán, y premio Nobel de Farmacia o doctor honoris causa por la Complutense. Pero es que eran de Marte. Por eso llamamos marcianas a las personas raras.Esas bacterias pudieron estar evolucionadísimas. Quizá tenían sus pirámides y sus agencias de viajes y su premio Cervantes y su Torre de Londres. Probablemente eran contradictorias y fabricaban pianos por un lado y hachas para cortar los dedos por el otro. A lo mejor había bacterias con mitra, que estaban convencidas de representar a Dios, y bacterias con cuernos, que hacían misas negras convencidas de adorar al diablo. Y bacterias que al regresar de la oficina se sentaban frente a la tele mientras su prole aprendía a sumar, restar y dividir en la habitación de al lado. En una organización de ese tipo no faltarían tampoco los directores de recursos humanos, ni los cobradores del frac, ni los jefes de prensa, que publicarían artículos con la firma de otro y lanzarían bulos para hacer creer a la población que convenía invertir o desinvertir o que era peligroso salir de casa por las noches.
Todo esto puede sonar fantástico. Por eso hemos situado la acción en Marte. Aún así, va a ser muy difícil que ustedes se crean el final, donde se demuestra que los marcianos pusieron más talento en una caca que en todas sus manifestaciones culturales. De hecho, los científicos están leyendo esa caca porque su literatura no ha resistido el paso del tiempo.
Yo ya he tomado nota.
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