Ibarretxe pide una paz que no se limite a la "ausencia de violencia"

El lehendakari Juan José Ibarretxe volvió a reivindicar ayer una paz en Euskadi que no se limite a la "mera ausencia de violencia" y que contemple cualquier objetivo político "dentro de las reglas de convivencia estrictamente pacíficas". En una solemne ceremonia en la Casa de Juntas de Gernika, a la que faltaron todos los partidos no nacionalistas y EH, Ibarretxe expuso lo que en el segundo de sus tres actos institucionales anunciados en septiembre en el Parlamento vasco denominó "compromiso ético".

El acto de ayer a pocos metros del árbol de Gernika fue eminentemente simbólico. Primero, por el emplazamiento, en el lugar que retrata las libertades del pueblo vasco y donde Ibarretxe fue recibiendo uno por uno a los asistentes; luego, por el respaldo de los incondicionales del lehendakari, con la práctica totalidad de los cargos públicos e internos del PNV y EA, y tercero, debido a la solemnidad del discurso, llamado declaración de Gernika que no aportó ideas novedosas e insistió en las tesis de Ibarretxe y su partido: paz con respeto a la vida pero también a cualquier planteamiento político sin limitaciones legales.Esta dicotomía la subrayó varias veces en su discurso. "Constituye un acto de imposición antidemocrática intolerable que ETA condicione el cese de la violencia a la consecución de su proyecto; como tampoco es democráticamente aceptable el condicionar la defensa y la realización de los proyectos legítimos de cada cual a la desaparición de ETA".

Por ello, consideró ilícita la intimidación a la ciudadanía para que renuncie a su libertad a cambio de la paz así como "posponer el ejercicio de la democracia al logro previo de la paz", dado que señaló que cualquiera de ambas actitudes significaría dejar el futuro de los vascos en manos de ETA.

"Ninguna sociedad justa puede aceptar que las ideas se defiendan a costa de conculcar el derecho a la vida y ninguna sociedad que pretenda ser democrática puede concebirse sobre la idea de que haya miembros o colectivos cuyos objetivos políticos sean, dentro de los cánones y reglas de convivencia pacíficos, sean desautorizados y tachados de irrealizables o imposibles", dijo.

Su declaración fue seguida en el interior de la Casa de Juntas por cerca de 400 autoridades, entre ellas representantes de partidos fuera del ámbito vasco -Pere Esteve (CDC) o Xosé Manuel Beiras (BNG)-, la práctica totalidad de las organizaciones empresarias vascas y miembros del Poder Judicial como la fiscal jefe del País Vasco, María Ángeles Montes.

Ibarretxe abogó por defender la libertad y seguridad de las personas con "las medidas legítimas de que dispone un estado de derecho", lo que unió a "iniciativas que contribuyan a crear las condiciones precisas para lograr el final dialogado de la violencia".

Su discurso terminó en un tono más informal: "No podemos seguir viviendo así. No merece la pena vivir en un mundo cruel si no podemos cambiarlo. Tenemos que romper esa perversa contradicción de una sociedad que crece económicamente y es más solidaria pero que convive con la violencia".