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La inflación va para largo

La crisis del petróleo ha calado en la industria y los servicios cuando el consumo aún tira con fuerza

Economías en retroceso

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La buena noticia de los últimos días es que el precio del petróleo ha bajado y se ha revalorizado el euro. La mala es que nadie se ha puesto especialmente contento. La crisis sigue al acecho y ha calado de tal forma en el conjunto de la actividad económica que sus efectos en la inflación se notarán aún por algún tiempo.¿Hasta cuándo? Por lo menos, durante la primera mitad del año próximo, si es que no hay un nuevo rebrote de los precios energéticos. En cualquier caso, será una superación de la crisis más lenta y con más dificultades que en el resto de los países del euro. Nos separa una inflación de 1,3 puntos, pero la distancia es mayor en los precios industriales y del sector servicios.

Según recoge el último boletín del Instituto Flores de Lemus de la Universidad Carlos III de Madrid, los precios industriales en España han aumentado un 2,6% en noviembre respecto a 1999, cuando en la zona euro la subida fue del 1%. Los del sector servicios han crecido un 4,2% en España frente al 1,8% en el resto de Europa.

Lo que se está produciendo es "una traslación a precios finales de los mayores costes existentes en el proceso productivo", señala el comentario del Servicio de Estudios del BBVA sobre el último dato de inflación. Esa filtración hacia los precios al consumo se suele producir en un plazo de medio año. En el caso del sector servicios, la debilidad del euro y el encarecimiento del transporte se acusan de forma inmediata. Después afectan a los salarios y otra vez a precios cuando la demanda lo permite.

Es el eterno problema de la falta de competencia real en sectores básicos que los sucesivos paquetes de medidas liberalizadoras del Gobierno no han conseguido solucionar. O, al menos, no con la rapidez requerida para estar al nivel de los países con los que España comparte moneda.

Por ejemplo, en el sector de telecomunicaciones, la liberalización europea ha permitido bajar los precios de este servicio en la zona euro un 5% en octubre respecto de un año antes. En España, donde la apertura ha sido grande a falta aún del denominado bucle local, el descenso ha sido del 4,4%.

En transportes (gasolinas y gasóleos) la subida media de la zona euro ha sido del 4,9% y en España del 7%, también en octubre respecto de un año antes. En el sector de la energía, más que liberalizar, lo que el Gobierno ha intentado es limitar el crecimiento de los grandes grupos, con dudosos resultados a largo plazo.

Las diferencias con el resto de la Unión Monetaria son estructurales, pero también radican en el momento caliente que vive la economía española desde hace dos años. La demanda ha tirado con mucha más fuerza que en el resto de países europeos gracias a la reforma fiscal y los 800.000 millones de pesetas que ha inyectado en las economías familiares y a que nunca el precio del dinero había estado tan barato.

Un ejemplo claro es la evolución del consumo de combustibles. Pese a que los precios no han parado de subir en los últimos 15 meses, los conductores de coches de gasóleo echaron un 12,7% más de combustible el pasado mes de agosto, cuando un año antes el aumento había sido del 9,7%. En coches de gasolina el consumo descendió un 1,2% frente a una caída del 3,5% un año antes, en parte porque se venden menos que los de gasóleo.Otro ejemplo es la evolución del crédito. Pese al alza de los tipos de interés en el último año para todos los países del euro, las empresas y familias se han endeudado un 17,2% más en septiembre pasado que en el mismo mes del año anterior. En ese mismo periodo el aumento medio en la zona euro ha sido del 10,8%.

En la mayoría de los países se ha notado en el tercer trimestre del año una pérdida de ritmo en la actividad económica como un primer aviso de los efectos de la crisis del petróleo. Alemania, por ejemplo, ha pasado del 3,7% al 3,4%, y Francia, del 3,4% al 3,1%, y las perspectivas son a la baja. En España, los datos correspondientes al tercer trimestre se conocerán el próximo martes y la previsión es que el año se cierre no muy lejos del 4%.

Ese retroceso afecta también a Estados Unidos, lo que hará bajar aún más el ritmo a todos los demás países, incluido España. Si a ello se suma un ritmo de creación de empleo más bajo en los últimos meses y las prácticamente nulas ganancias en Bolsa, el resultado debería hacer de bálsamo para la recalentada situación de la economía española.

Pero tampoco es descartable que se consiga enlazar un ciclo de fuerte crecimiento con otro no menos elevado. Si los precios del petróleo al menos se mantienen, el euro se recupera un poco más y la economía estadounidense sigue con el freno puesto, el Banco Central Europeo no penalizará a las principales economías europeas con subidas de tipos de interés. Para España, la inflación será, otra vez, el gran problema.

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