John Adams y Peter Sellars se unen en una ópera navideña y laica
Estreno en París de 'El Niño-La Nativité'
La ópera contemporánea cuenta con algunos grandes aventureros. John Adams, desde que compusiera Nixon in China (1987), forma parte de ellos, pero se debe en gran parte a Peter Sellars, el director de escena del montaje, personaje imaginativo e inquieto capaz de realizar películas mudas al mismo tiempo que videoclips para Herbie Hancock. Ahora vuelven a trabajar juntos en la obra lírica El Niño-La Nativité, que se estrena hoy en el Châtelet de París.
Tensión social
El tándem Adams-Sellars se ha inspirado en la toma de rehenes del Achille Lauro para poner en pie The death of Klinhoffer (1991), y en la poesía de June Jordan para I was looking at the ceiling and then I saw the sky (1995). Hoy, en París, en el teatro del Châtelet, la pareja estrena un oratorio muy especial: El Niño-La Nativité.En esta oportunidad, el inglés ha dejado de ser el único idioma empleado. "La acción transcurre en California y cualquier persona que haya vivido allí sabe que el inglés no es la única lengua que hablamos los americanos", dice Adams.
"Tanto para mí como para Peter Sellars, California es una patria adoptiva plurilingüe en la que el español es uno de los idiomas más presentes. Por eso nos hemos servido de muchos textos de escritoras latinoamericanas, de autoras que abordan el tema de la navidad. Y esos textos, mezclados con textos bíblicos en latín o en inglés, adquieren un color y un tono que se me antojan especialmente emocionantes".
Sobre el papel, Adams-Sellars se alejan de la estricta contemporaneidad como fuente de inspiración, pero eso no es así porque el nacimiento de Jesús está tratado, según Sellars, "a partir del encarnizamiento demostrado por las autoridades estadounidenses contra las jóvenes madres solteras. Han querido convertirlas en símbolo de la inmoralidad".
La imagen de un niño que viene al mundo en un refugio precario está inscrita en nuestro imaginario a partir de la tensión social descrita en el Nuevo Testamento". Para Adams, "la matanza de los inocentes, las imágenes que nos ha legado la Biblia de esa masacre, dejan de ser abstractas cuando lees a Gabriela Mistral o Rosario Castellanos. La primera fue, en 1945, el primer Nobel de literatura latinoamericano, la segunda es una narradora contemporánea que vivía en Chiapas".El título de la obra acoge un doble sentido, pues El Niño es tanto la evocación del recién nacido como del huracán destructor así bautizado. "Puede parecer una provocación haberlo elegido, sobre todo si se recuerda que esa catástrofe climática provocó la miseria y el sufrimiento de millones de personas humildes. Pero es una asociación de ideas justa. Tal y como lo escribiera sor Juana Inés de la Cruz, no hay milagro que no vaya precedido de una fuerza premonitoria. En los textos sagrados, Jesucristo es llamado a menudo Viento, una tempestad que sopla sobre todo lo que encuentra a su paso para transformarlo".
El collage de textos que sirve de libreto también recoge escritos de Hildegard von Bingen o los llamados Evangelios agnósticos o pseudoevangelios, tal y como la Iglesia los conoce.
"Algunos parecen cuentos de hadas, pero son tan serios y profundos como los evangelios oficiales. Por ejemplo, en el de Santiago encontramos unos matices psicológicos, una sutileza en la descripción de las relaciones humanas y un humor que no están ni en Lucas ni en Mateo", dice Sellars.
El montaje cuenta con la dirección musical de Kent Nagano, hasta hace poco director de la ópera de Lyón y hoy al frente de la Sinfónica de la Ópera de Berlín, y con las voces de Dawn Upshaw, Lorraine Hunt Lieberson y Willard White. Incluye la proyección de imágenes especialmente filmadas por Sellars y quiere, en definitiva, hacer sentir al espectador "el drama y el milagro de una experiencia de la maternidad vivida por jóvenes madres en medio de una gran pobreza".
Babelia
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