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300.000 personas sufren patologías psíquicas graves, dice una ONG

La Federación Madrileña de Asociaciones Pro Salud Mental (Femasam) exige a las instituciones una inversión de 20.000 millones -"lo mismo que cuestan seis kilómetros de autovía"- para mejorar la atención a los 300.000 enfermos psíquicos graves de la región.En un estudio presentado ayer, la Femasam destaca que, aunque la asistencia ambulatoria y hospitalaria a estos pacientes "cumple los mínimos", los servicios de rehabilitación social y laboral sólo disponen del 15% de las 6.618 plazas precisas.

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1.404 plazas hospitalarias

"El nivel de país desarrollado que la Comunidad de Madrid presenta en muchos ámbitos no se cumple en lo que se refiere a los servicios de salud mental", asegura Mariano Hernández Monsalve, presidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría y colaborador en el estudio La salud mental en la Comunidad de Madrid, elaborado por la Femasam."Se ha estancado la apertura de nuevos dispositivos y hay un desarrollo insuficiente de las unidades de hospitalización, así como un descuido de la atención mental a adolescentes, a pesar de la recién creada unidad del hospital Gregorio Marañón", añade.

Las principales carencias no se dan en lo sanitario, donde, según el informe, existe una cobertura básica, "aunque mejorable", de las necesidades de los enfermos mentales, sino en lo social. "Eso supone que gran parte del peso de la atención a los enfermos recae en sus familiares. Esos padres y hermanos tienen buena disposición, pero a menudo no dan más de sí", apostilla Hernández Monsalve. De los 20.000 millones reclamados, la mitad serían para reforzar los servicios sanitarios (los más caros), y el resto, para los sociales.

En Madrid hay 625 plazas en centros de rehabilitación psicosocial, cuando, según los datos de la Asociación Española de Neuropsiquiatría utilizados en el estudio, harían falta 2.036.

Asimismo hay sólo 100 plazas en dispositivos de reinserción laboral, cuando se necesitan 1.273, y 132 camas en minirresidencias, pisos tutelados y pensiones para enfermos que no tienen dónde vivir, frente a las 3.309 precisas. La falta de estos recursos dificulta la autonomía de los enfermos.

Víctor Contreras, vicepresidente de la Femasam, destaca también que no exista un servicio de asistencia domiciliaria a los afectados por patologías severas. "La atención social es la cenicienta de la red de salud mental; con nuestro estudio pretendemos tener una serie de datos que presentar a la Comunidad y al Insalud para elaborar un plan de actuación", apostilla Contreras.

Pero, aunque la asistencia sanitaria a enfermos mentales tenga cubiertos los mínimos exigibles, también en ella se producen lagunas. Según el estudio, hacen falta 2.564 plazas hospitalarias de estancia corta (unos veinte días), media (hasta seis meses) y larga (sin límite) para enfermos mentales, y en la actualidad hay 1.404. Donde menos déficit existe es en los internamientos prolongados, ya que está creado el 87% de las 1.018 camas precisas.El informe insiste en la necesidad de crear más hospitales de día, en los que los enfermos pueden remontar sus crisis sin ser internados. "Se trata de un recurso eficaz que además sale más barato que la plaza hospitalaria", matizan en el estudio. Sin embargo, sólo se han creado 200 de las 968 plazas que la Femasam cree necesarias.

Contreras resalta también la importancia de mejorar la formación psiquiátrica de los médicos de atención primaria. "De cada 100 trastornos mentales, hay 40 que no son detectados por los médicos de familia, por lo que esos pacientes no reciben la atención correcta. Los mismos galenos reconocen que no han recibido más de 40 horas de formación en trastornos mentales a lo largo de la carrera", añade.

Además de los 300.000 madrileños con patologías psíquicas graves, el 40% de ellos crónicos, hay 1,3 millones de ciudadanos que en algún momento de su vida han sufrido algún trastorno mental, aunque sea leve. "La Organización Mundial de la Salud ya ha advertido de que las enfermedades mentales serán el cólera del mundo desarrollado en el siglo XXI y no nos puede coger desprevenidos", concluye Hernández Monsalve.

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