_
_
_
_

Con mi primer sueldo no me llega

La brecha entre lo que empiezan ganando los jóvenes y el salario medio se ensancha un 97% en las últimas dos décadas

Alberto Jurado, de 22 años, firmó su primer contrato laboral el año pasado.
Alberto Jurado, de 22 años, firmó su primer contrato laboral el año pasado.Albert Garcia
Gorka R. Pérez

Hace poco más de un año que Nerea Rojas trabaja a tiempo completo en una librería de Madrid. A sus 25 años, este es su primer empleo, por el que cobra 1.500 euros al mes. A 600 kilómetros, en Barcelona, Alberto Jurado, de 22, firmó su primer contrato laboral como camarero a jornada parcial en un restaurante mexicano de comida rápida, también el año pasado. Ganaba alrededor de 800 euros, con los que hacía malabares para poder seguir estudiando la carrera de Física. Ambos casos representan el de muchos jóvenes que al adentrarse en el mercado laboral se encuentran con unas condiciones salariales que les impiden definir su estrategia de vida, ni siquiera a corto plazo. Pese a las últimas revalorizaciones, los salarios de entrada ―como se conoce a los primeros sueldos que perciben los nuevos trabajadores―, siguen situándose muy por debajo de la media salarial: 2.011 euros brutos mensuales, frente a los 2.504 del sueldo promedio, según los últimos datos del INE disponibles.

Además, la distancia se ha incrementado en las últimas décadas: mientras que en 2006 era de 250 euros, en 2023 escaló hasta los 492 (casi el doble que 17 años antes). Y resulta incluso mayor para las mujeres entre los 25 y los 34 años, que cobran 751 euros menos que el salario medio (200 menos que los hombres). Ello a pesar de que en los últimos años se aprecia una ligera reducción de la brecha, que alcanzó su máximo en 2015 con casi 640 euros.

A este freno en las primeras remuneraciones se suma también una lentitud en la progresión salarial que otras generaciones anteriores no experimentaron. Con datos del INE de 2010, los nacidos en la década de los noventa ganaban a los 20 años menos de la mitad que la generación de sus padres (los nacidos en 1965) en ese mismo año: 1.112 euros brutos mensuales por 2.096. Dos décadas después, en 2022, al borde de la sesentena y con la jubilación próxima, los boomers siguen ganando 500 euros más que sus hijos, pese a que estos, que ya rondan los 40 años, hayan experimentado en este tiempo un aumento del 81% de sus salarios. El motivo es que cuando se iniciaron en el mercado laboral los salarios se habían devaluado mucho como consecuencia de la crisis financiera de 2008.

“El contexto económico actual es muy distinto al que tenían nuestros padres. Si bien es cierto que los que somos de generaciones anteriores tuvimos más accesibilidad al mercado laboral que el que tienen las actuales, y que gracias a ello pudimos optar al alquiler o a la compra de una vivienda, lo cierto es que ahora los jóvenes tienen otras prioridades”, asegura Jorge Calviño, vicepresidente de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH) y CHRO de AllFunds Bank. “En mi círculo, nadie se ve en la empresa en la que está para siempre, por muy contento que esté. Creo que ahora no tenemos una satisfacción del trabajo como la que tenían nuestros padres”, reconoce Rojas.

Este nuevo horizonte aspiracional influye también sobre la curva que dibuja la evolución profesional de muchos jóvenes. “El modelo actual es muy diferente al de antes. Vas mirando a ver en qué empresa puedes entrar, pero todo es mucho más inestable”, lamenta Jurado. “Prácticamente, ninguno de ellos se imagina durante cinco años en una misma empresa. Eso hace que las mejoras salariales solo les lleguen con el talento y los conocimientos que van adquiriendo, lo que les permite saltar de una empresa a otra, y no tanto con los pluses por antigüedad. Algo que no tiene por qué ser necesariamente malo, puesto que pueden pegar un salto grande de una categoría a otra, algo que antes era más difícil que sucediera por estar todo más anquilosado”, añade Calviño.

Sin embargo, esta cualificación extra puede llegar a jugar en contra. “En muchos trabajos nos encontramos con una categoría profesional en nuestros contratos que difiere de las actividades que realmente realizamos durante la jornada. De esta manera, al problema de la parcialidad no deseada, como era mi caso, se suma el de cobrar menos de lo que nos correspondería”, objeta Jurado.

Enorme desigualdad

Comparar los primeros salarios que han percibido distintas generaciones de trabajadores resulta complejo en el terreno puramente contable, en la medida en la que no existe una estadística oficial que aborde expresamente esta categoría de sueldos. Sin embargo, la medición más aproximada la ofrece la Encuesta de Estructura Salarial del INE, que permite mezclar las variables de edad y antigüedad para definir el perfil de los nuevos trabajadores. Así, se observa cómo entre 2006 y 2022 la ganancia media anual de los menores de 25 años con menos de un año en su empleo ha subido apenas 30 euros: de 13.123 a 13.154 euros.

“Hay una enorme diferencia salarial entre unas generaciones de trabajadores y otras”, incide Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute. Según su visión, esta desigualdad se deriva, entre otras causas, de que los trabajadores de mayor edad han ido incorporando progresivamente a su salario base los distintos incrementos interanuales asociados a su permanencia en las compañías. “Esto repercute sobre el colectivo más joven, y hace que estén percibiendo unos sueldos que, hoy por hoy, hacen inasumible que puedan, por ejemplo, plantearse la compra de una vivienda”, añade.

Respecto a esta circunstancia, un estudio reciente del Banco de España apuntala la verdadera dimensión del problema de la vivienda: si en 2023 una persona debía destinar la renta bruta correspondiente a 7,3 años de trabajo para adquirir una casa, tres décadas antes el esfuerzo económico era de menos de la mitad (2,99). Otro dato revelador que ofrece el informe del supervisor bancario señala que, mientras el 81% de los nacidos en las generaciones entre 1945 y 1965 tenía una vivienda en propiedad a los 42 años, el porcentaje baja hasta el 67% para los nacidos entre 1975 y 1985.

Pese a su cohabitación en el mercado de trabajo, las diferencias salariales en función de la edad de los trabajadores son notables. De acuerdo con los últimos datos del INE, el sueldo medio que percibieron los trabajadores de 16 a 24 años con jornada completa en 2023 fue de 1.770 euros brutos al mes, casi 1.000 menos que los de 45 a 54 años ―que son el grupo que percibe las remuneraciones más elevadas con 2.727,87 euros de media―, y los de 55 y más.

Disgregando las retribuciones por edades y sectores, se observa cómo la mayor diferencia se da en los servicios, con 1.242 euros de distancia entre el sueldo de los más jóvenes y el de los trabajadores sénior; seguido de la industria (1.159 euros); y a mucha distancia de la construcción (645 euros).

Otro de los focos estadísticos que permite aproximarse a la evolución de los salarios de entrada es la Encuesta de Población Activa (EPA), en la que se analizan los sueldos percibidos en su empleo principal por aquellos trabajadores que llevan menos de un año en su puesto de trabajo, pese a que en esta categoría no tendrían por qué estar solamente los recién incorporados al mercado laboral. Asumiendo, sin embargo, su presencia mayoritaria, las diferencias respecto del sueldo medio vuelven a ser llamativas: en 2023 la discordancia fue de 553 euros, aunque esta se ha reducido en 100 euros desde 2013.

Resulten suficientes o no para conformar el proyecto de vida deseado, los primeros sueldos han experimentado un ascenso continuado y especialmente acusado en los últimos años, en parte motivado por el auge del salario mínimo interprofesional (SMI). El acuerdo alcanzado por el Ministerio de Trabajo y los sindicatos para situarlo en 1.184 euros brutos al mes en 2025 (50 euros más que en 2024), supone la continuación de una senda de revalorizaciones que lo ha elevado en un 97% desde 2008.

“Las subidas de los últimos cinco años han sido especialmente relevantes”, señala Luis Zarapuz, coordinador del Gabinete Económico Confederal de CC OO. “Aunque todavía existe una brecha entre los sueldos de los más jóvenes y los de la media, sí que se observa que están ganando algo de peso en los últimos años”, matiza. A la par de este crecimiento sostenido, la rebaja de la temporalidad provocada por la reforma laboral de 2021 también ha contribuido a reducir la tensión en el inicio de las trayectorias profesionales, según Zarapuz. “La crisis financiera de 2008 castigó la economía y destruyó muchísimo empleo. Desde entonces, especialmente a partir de 2013, se vio una mejora, y con la aprobación de la reforma laboral en 2021 se ha roto con un comportamiento que ha permitido que la brecha se reduzca”, abunda.

Para muchos expertos, entre ellos Carlos Prieto, profesor de sociología de las relaciones laborales en la Universidad Complutense de Madrid, y autor del libro La metamorfosis del trabajo y de la relación salarial, la evolución de los sueldos es solo una variable dentro de un cambio mayor. “En España solo se puede entender la evolución de los salarios y las condiciones de empleo reflexionando a medio plazo. Y, sobre todo, por cómo han ido evolucionando las relaciones laborales entre las empresas y los trabajadores. Porque los salarios no son sólo una cuestión de economía, sino cuestión también de relaciones sociales”, apunta.

En base a esta perspectiva, Prieto considera que desde la década de los noventa hasta 2020 se ha “intensificado la segmentación del mercado de trabajo”, castigando principalmente a los colectivos más vulnerables “como los son los jóvenes, las mujeres y los inmigrantes”, y trasladando los mejores salarios “al segmento medio y superior”.

¿En qué trabajan?

Según su visión, pese a que todavía exista una diferencia notable entre las cuantías de los salarios de entrada y los más extendidos, el hecho de que prácticamente la mitad de los nuevos contratos que se firman ahora sean de carácter indefinido y no temporal contribuye a combatir la precariedad que venía asociada con muchos de los nuevos empleos. “Sin embargo, aunque las diferencias se están limando, sigue existiendo una sensación psicológica de que la recuperación se dilata mucho más allá de lo que dicen las cifras”, rebate Blasco.

Más allá de su edad, y del tiempo que lleven en el puesto, otra variable a tener en cuenta para radiografiar la desigualdad salarial de los más jóvenes apunta a las ramas de actividad en las que se desempeñan. Y su presencia es mayoritaria entre aquellas con las retribuciones medias más bajas: según los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2024, 260.600 trabajadores de entre 16 y 24 años trabajaban en la hostelería. Un sector en el que el salario medio (sumando los percibidos a jornada completa y parcial) era de 1.455,92 euros, el segundo más bajo.

Los sueldos que oferta hoy el ecosistema laboral arrojan resultados dispares en función del sector al que se mire, o dependiendo de la ciudad en la que se analicen. Tomando como referencia la capital del país, Madrid, y revisando los informes en tendencias salariales elaborados por distintas empresas de análisis, se puede observar que profesiones como las de abogado cuentan con el sueldo inicial más bajo (25.000 euros brutos al año), mientras que los directores de logística (40.000), y los médicos especialistas (70.000) se sitúan en la banda alta. Por otro lado, empleos como el de profesor (28.000), enfermero (26.000) o gestor comercial (27.000) presentan las oscilaciones menos acusadas a lo largo de la vida laboral.

“La única escapatoria a quedarse anclado en el primer sueldo es la recualificación. Esto no tiene nada que ver con el sector en el que se esté, sino que aplica sobre todos. Si un trabajador no tiene cualificación o no la va mejorando progresivamente, va a seguir eternamente con un salario bajo”, remacha Blasco.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_