Los jóvenes son el único grupo de edad que no ha recuperado el nivel salarial desde la crisis de 2008

La situación actual de los jóvenes en el mercado laboral afronta serios problemas estructurales, como la precariedad, según destaca el último informe Juventud y Empresa publicado este lunes por la Fundación PwC. El estudio, realizado en colaboración con el Círculo de los Empresarios, resalta que los trabajadores menores de 24 años son el único grupo de edad que no ha logrado recuperar su nivel salarial desde la crisis financiera de 2008. Mientras que el salario medio ha subido un 18% en estos últimos 15 años en España, para alcanzar hoy en día 2.158 al mes, los salarios de los jóvenes permanecen estancados con un promedio de 1.102 euros, sin contabilizar prestaciones ni rentas del capital.

Si bien los sueldos de los jóvenes han registrado aumentos desde 2013, año en el que el salario medio real de esta franja de la población llegó a los 900 euros, la subida no ha sido suficiente para recuperar los niveles pre-crisis.

José Ignacio Conde Ruiz, catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid, ha señalado que” en España, más que en otros países, los primeros entrantes en el mercado laboral están siendo los empleos más precarios”.

Segundo país con más paro juvenil

Los jóvenes en España se enfrentan a un mercado laboral cada vez más difícil. La consultora recuerda que la tasa de desempleo juvenil en 2022 era del 22,4%, una cifra dos veces superior a la del promedio de la Unión Europea (11,3%). En el continente, España es el segundo país con más jóvenes desempleados, solo por detrás de Grecia que cuenta con un 24,3%

Para quienes llegan a conseguir un trabajo, existen otros retos como encontrar un puesto que corresponda a su cualificación. El 36% de los jóvenes españoles dispone de un nivel educativo superior a lo que su puesto requiere, la cifra más alta de la UE. España resalta por ser “uno de los países con más peso de población con educación terciaria y, al mismo tiempo, con más gente empleada por debajo de su capacidad formativa”, asegura el informe.

Juan María Nin, presidente del Circulo de Empresas, ve fundamental que la educación y la formación se adecúen con las expectativas de las compañías: “Debemos promover y fomentar un sistema educativo que mejore en matemáticas y física”. El informe PISA, que mide cada año el nivel académico de los estudiantes de la OCDE, posicionó en 2024 a España en los últimos puestos de la lista por sus resultados en matemáticas, con 15 puntos por debajo de la media.

Potencial de crecimiento del 2,3% del PIB y casi 1 millón de puestos

La peor situación laboral de los jóvenes en comparación con la de la población general tiene un coste para la economía española del 2,3% del Producto Interior Bruto (PIB). Según las estimaciones de la fundación PwC, si se lograra que la tasa de desempleo juvenil bajara del 21% al 14%, se podrían crear cerca de 950.000 nuevos puestos de trabajo.

Pero para ello, sería también necesario “aumentar la productividad”, mediante el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA). El estudio destaca que la mayoría de los empleos que requieren un mayor nivel educativo también son los que más pueden aprovechar el potencial de la IA si la implementasen en sus tareas diarias. Por ejemplo, el sector financiero es uno de los ámbitos que dispone de las posibilidades más altas de automatización.

El trabajo y la vivienda van de la mano

El informe destaca que con el aumento del precio del alquiler, el esfuerzo para comprar vivienda ha aumentado significativamente. Los menores de 25 años deben destinar casi 10 años de trabajo para adquirir una vivienda.

Frente a la subida de la edad media de emancipación, que se sitúa alrededor de los 30 años en España, es fundamental actuar para mejorar la oferta de vivienda. El peso de la vivienda en alquiler social es del 1% en España, mientras que alcanza el 14% del parque nacional en Francia y el 34% en Países Bajos.

Las empresas también pueden contribuir a la mejora de la situación de los jóvenes. Según la consultora, las compañías pueden apoyar la creación de zonas residenciales junto a grandes empresas, involucrarse con las universidades para proponer programas más adecuados al mercado laboral actual o desvincularse de las grandes ciudades para que los jóvenes encuentren soluciones de vivienda más asequibles. “Hay vida también en Girona y Valladolid”, concluyeron los ponentes.