Pluriempleo, cuando un contrato “no da para vivir”
Pese a la creación de más de medio millón de puestos en 2024, la cifra de demandantes de trabajo en España apenas se redujo en 33.000 personas
El mercado laboral español cerró el 2024 con 501.952 nuevos afiliados a la Seguridad Social. Empuje que supera el medio millón por segundo año consecutivo, pese a que la tasa de crecimiento cayó dos décimas respecto a la del curso anterior, hasta el 2,4%. Sin embargo, el secretario general de la Unión Sindical Obrera, Joaquín Pérez da Silva, matiza que la creación de más puestos, “no significa que haya mejor empleo”. “Hay gente con un solo empleo a la que no le alcanza, bien porque tiene una jornada parcial o bien porque, salarialmente, no es suficiente”, afirma. Ese es el caso de Cristina Paz, boliviana de 51 años, que tiene dos contratos de limpieza de casas que suman catorce horas semanales y por los que le pagan poco más de 600 euros al mes. “Con eso no me da para vivir”, lamenta. La única manera de que sus gastos cuadren es hacer horas extra en otros domicilios. “Voy a otros sitios, pero no me quieren firmar contrato por no comprometerse; así si un día no les viene bien que yo vaya, no me llaman”, relata.
Otro dato que da cuenta de que en muchos casos un contrato no es suficiente es que, pese a dos años de una potente creación de puestos, no se ha conseguido reducir la cantidad de demandantes de empleo en España. En concreto, según datos del Servicio Púbico de Empleo Estatal (SEPE), este dato apenas ha descendido en 32.892 personas en 2024 frente al año anterior, un 0,74%.
Paz es una más de los 558.800 ocupados en España ―según los datos del INE hasta el tercer trimestre del año pasado― que reparten su tiempo y energía en más de un empleo. Para Adrián Todolí, profesor titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Valencia, este fenómeno responde principalmente a la parcialidad. “Desde la reforma laboral del 2012 aumentaron muchos los contratos a tiempo parcial, lo cual exige a la persona más de un contrato para llegar a fin de mes, estos se usan porque la empresa prefiere más flexibilidad, ampliar el contrato conforme lo necesita”, explica. Paz solía trabajar, con un contrato a jornada completa y sueldo mínimo, en el cuidado de pacientes, para eso se formó en atención sociosanitaria y primeros auxilios. “Si la jornada es de ocho horas, una tiene que estar disponible doce”, recuerda. Una hernia inguinal, producto de jornadas de mucho desgaste, le orilló a cambiar de ocupación y recortar su jornada.
La inestabilidad de los trabajadores es otro factor que alimenta el pluriempleo, según Pérez da Silva. “El indefinido tradicional lo estamos sustituyendo por un falso indefinido”, sostiene. Al respecto, Randstad destaca en un informe que 6 de cada 10 contratos indefinidos firmados tienen una vigencia inferior a un año y que a lo largo de 2024 un total de 365.000 personas firmaron más de un contrato de este tipo en el mismo mes natural.
Priscilla Muscat, italiana de 32 años, es actriz. Reparte su semana entre castings y clases de teatro para niños o personas con discapacidad. También cubre vacantes de turno noche y de fin de semana en un restaurante, como camarera. Ninguna de sus tres ocupaciones es estable. “Yo no tengo un sueldo fijo nunca, lo que me ayuda a llegar a fin de mes son los trabajos de actriz”, que representan un ahorro, detalla. Ahí se gana mucho mejor que en el mundo de los talleres y la hostelería, que le proporcionan alrededor 500 euros al mes. Si dependiera de ella, dejaría la hostelería para dedicarse de lleno al mundo artístico. “Solo si el sueldo fuera mucho mayor”, aclara.
Una situación similar es la de Benjamín Rosado, nacido en Ecuador hace 25 años, que imparte clases de música 15 horas a la semana en un centro cultural en Torrejón de Ardoz (Madrid) y dedica otras 15 horas a actuaciones como pianista o contrabajista en hoteles, salas de baile y eventos varios. A este “aparente equilibrio perfecto” se suma el tiempo que destina a sus ensayos matinales, pruebas de sonido, montaje y traslados que en ocasiones implican conducir hasta sitios tan alejados de la capital como Málaga. A Rosado le apasiona enseñar, por eso, asegura que cogería más horas de docencia si su salario de 800 euros se comparase con lo que puede llegar a cobrar en una buena racha como autónomo.
Rosado se ha percatado de que su rutina le comienza a pasar factura. “El cuerpo tiene un límite, hace un par de meses me he desmayado”, lamenta. “No creo que pueda sostener a largo plazo el sistema de vida que tengo ahora mismo para afrontar todos los frentes”, añade. En esta línea, el líder sindical sugiere que además de los riesgos en la salud física y mental, el pluriempleo impacta en la calidad de vida y los proyectos personales. “¿Qué joven o qué persona que tenga varios empleos y no tenga fines de semana, por ejemplo, puede formar una familia si es que desea tenerla?”, se pregunta.
Servicios a la cabeza del pluriempleo
Los servicios sumaron cuatro de cada cinco nuevos puestos en 2024, pero también acumulan el grueso de pluriempleados. En concreto, un 90,5% del total de trabajadores con más de un empleo dependen de este sector, según cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) hasta el tercer trimestre del año pasado. Pérez da Silva lamenta que “sectores que son muy débiles y que dependen de cualquier soplo económico para tumbar puestos de trabajo”, sean la base del mercado laboral español.
Dentro de este grupo, destaca la hostelería. Alejandro Oliva, salmantino de 24 años, está empleado a media jornada en un bar en el que cobra el sueldo mínimo, alrededor de 680 euros al mes. Además, lleva unos meses dado de alta como autónomo para abrir su propia explotación apícola. Oliva distribuye su salario entre los gastos del día a día y la inversión para su negocio. Aunque recibió un monto de ayuda por parte del Estado para equipar su negocio, afirma que no ha sido suficiente. “Solamente en cajas vacías y en comprar las colmenas se ha ido todo, falta comprar vehículos y maquinaria”, detalla. Reconoce que si no viviera aún en casa de sus padres la situación sería insostenible. “Espero en dos o tres años tenerlo todo más asentado y ya poder vivir de ello”, afirma.
Pobreza y género
Las mujeres representan el 52,1% del total de pluriempleados, según los últimos datos de la EPA. Víctor García ―miembro de la Comisión Permanente de la Red Europea de la Lucha contra la Pobreza en España (EAPN-ES) y encargado del grupo de empleo― opina que el género es una variable a tener en cuenta. “Por un lado los hombres disfrutan de una media de más meses de empleo a tiempo completo, mientras las mujeres están más relegadas a jornadas a tiempo parcial”, explica.
Según el último informe de Estado de la Pobreza en España de la EAPN-ES, la tasa de pobreza es 2,5 puntos superior entre quienes tienen más de un empleo que entre el total, un 13,4% frente a un 11,9%. García se apoya en esos datos para decir que “el empleo no es sinónimo de salir de una situación de pobreza y de exclusión social”. También lamenta que los precios de la alimentación, la energía y la vivienda, obliguen a tener varios trabajos y añade que este riesgo crece en las familias con hijos o monoparentales.
Nuevamente, la situación de Cristina Paz es un ejemplo. Es madre soltera. Sus dos contratos y horas extra no le garantizan llegar a fin de mes. “El alquiler se lleva más de la mitad de todo lo que gano, prácticamente estoy trabajando solamente para pagar la vivienda”, relata.
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