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90 millones para los veranos del presidente

Hasta hace bien poco, como sucede en todos los países con parlamentos democráticos, el debate anual sobre los Presupuestos, es decir sobre los conceptos de gasto a los que el Gobierno decide aplicar nuestros impuestos, suscitaba la mayor atención de los medios de comunicación en consonancia con la trascendental importancia de tal decisión política: el Gobierno plasma su ideología en cifras y la oposición la contrasta con las suyas.Sin embargo, los Presupuestos del año 2001 han pasado por el Congreso como por ensalmo y, si Dios no lo remedia, sucederá lo mismo esta semana en el Senado. Los motivos, incluso las razones, son diversos: ni los parlamentarios conseguimos eficazmente traspasar la llamada barrera de la comunicación, ni algunos comunicadores consiguen, probablemente, entendernos. Conclusión, muchos ciudadanos pueden quedar desinformados.

No ha ocurrido siempre así. En las excelentes Crónicas Parlamentarias 1977-1978 de mi amigo Manuel Vicent se cuenta que el fundamento de las Cortes democráticas son las matemáticas. Al fin y al cabo, "el presupuesto, montado sobre el dinero público es la fuente de un país libre", decía.

Lo que no está en el presupuesto no existe y, para la oposición actual, hay partidas que mejor sería que no existieran. Unas veces por lo exiguo y otras, por lo abusivo, el reparto de lo que por definición es limitado, es, para cada posición política, esencialmente discutible.

Los noventa millones que el Gobierno del PP piensa dedicar el próximo año a regenerar "Playetes de Bellvert" (sic) en Oropesa, el Castelgandolfo castellonense de los agostos presidenciales, merecen considerarse, desde mi punto de vista, para censurar su asignación.

Y no seré yo quien ponga peros a la decisión de Aznar de pasar sus vacaciones en Oropesa. Todo lo contrario: es un honor e incluso aceptaría que, para algunos, fuera un orgullo. Quienes nos encontramos en las antípodas de su pensamiento político no nos sentimos perturbados lo más mínimo. Otra cosa, pienso, que puede ocurrirles a quienes cada mes de agosto se ven agradecidamente obligados a rendirle vasallaje y a reírle estoicamente sus gracias, tipo yellow submarine. Los señores Zaplana y Fabra -camisa nueva y puños remangados-, estoy seguro que lo contarán algún día en sus memorias. El agradecimiento tiene un límite y el suyo, por descontado, lo tendrá. Aznar, dicen, acostumbra además a estar "fuera de cobertura". Un portento.

Conceder importancia a la miseria sería una forma de ser miserable. No es el caso, porque los noventa millones cuentan y, además, como decía Vicent "un diputado -un senador- no es más que un señor de provincias que sus paisanos eligen y envían cerca del Gobierno para que vigile qué hace con sus impuestos".

Esa cantidad cobra relieve si se la compara con las cero pesetas con que viene presupuestada la intransitable carretera 232 que atraviesa Els Ports de Morella. Deja de ser despreciable cuando las cuentas del Reino nos confirman que Burriana y Almenara tendrán que esperar hasta ver realizado sus paseos marítimos, que para adecentar y mantener todos los cuarteles de la Guardia Civil de Castellón se destinará la mitad del dinero dedicado a "Playetes"... Y así sucesivamente.

La imagen que se transmite de Aznar como arquetipo de sobriedad queda en entredicho de puro camelo. Su aparente gesto democratizante de disfrutar sus vacaciones al modo "del resto de los mortales" no es tal, costes de seguridad aparte. Ocurre, al parecer, que Aznar es un narcisista que gusta que le bailen el agua. Por eso no se va a la Doñana solitaria y prefiere los baños públicos en Oropesa.

Pero hay más, en "Playetes" se juntan en verano como mucho mil personas mientras que en las playas colindantes de Les Amplaries se reúnen veinticinco mil y para la mejora y regeneración de éstas tampoco quedan recursos.

Menos mal que su escaso conocimiento de nuestra lengua les ha llevado a dedicar los noventa millones a "Playetes" en lugar de a Les Platgetes. Si los invierten en algo que no existe podríamos denunciarles por desviación de fondos públicos. ¡Ahí, puede estar el remedio!

Francisco Arnau es senador por Castellón y portavoz adjunto del Grupo Socialista.

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