Cultura estudia su participación en dos empresas para promover el arte y el cine

La política cultural del Gobierno de la Generalitat tomará un decidido carácter empresarial a partir de la aprobación en el Parlament, antes de fin de año, de la ley de creación del Instituto Catalán de Industrias Culturales (ICIC). Con la puesta en marcha del nuevo órgano, el Departamento de Cultura impulsará la creación de, al menos, dos empresas el próximo año, siempre en colaboración con el sector privado. Una de ellas tendría el objetivo de crear en Barcelona una gran feria del coleccionista de arte, cuya primera edición se celebraría en 2002; la otra serviría para promover la comercialización del cine catalán en el extranjero.

Créditos blandos

El carácter jurídico que tendrá el ICIC abrirá para el Departamento de Cultura unas posibilidades de actuación hasta ahora prácticamente inéditas. De acuerdo con ello, el equipo que dirige el consejero Jordi Vilajoana prevé encauzar su política cultural, con relación al sector privado, sustituyendo parte de las tradicionales subvenciones por fórmulas de financiación tales como la concesión de créditos blandos o la participación en la creación de nuevas empresas. En otras palabras, el departamento pretende "más que repartir pescado, enseñar a pescarlo", en expresión de un alto cargo.Si se cumplen las previsiones, el ICIC comenzará sus actividades el próximo mes de enero. Pero el departamento ya ha iniciado el estudio de al menos dos proyectos. Uno de ellos está siendo elaborado en colaboración, entre otros, con la asociación Art Barcelona -en la que figuran las grandes galerías de arte barcelonesas- y persigue la creación en Barcelona de una gran feria del coleccionista, que incluiría pintura, escultura y mueble antiguo. Se trataría de una feria dirigida no tanto a las instituciones y grandes corporaciones financieras y empresariales como a los coleccionistas privados con un cierto poder adquisitivo. El otro proyecto, desarrollado con los productores de cine, se denominaría Catalan Films y uno de sus objetivos sería potenciar la comercialización del cine catalán en el extranjero.

El Departamento de Cultura, a través del ICIC, participará como accionista en la creación y desarrollo de las dos empresas y tiene previsto salir de su accionariado y de sus órganos de gestión cuando hayan adquirido un cierto grado de madurez. Los dos proyectos se encuentran en una fase de desarrollo en la que todavía no es posible establecer la inversión que será necesaria en cada caso. En cualquier caso, para su primer año de actuación, el ICIC dispondrá de un presupuesto de 678 millones de pesetas, según consta en el proyecto de presupuestos de la Generalitat para 2000.

Otra de las formas de intervención del ICIC se desarrollará a través de la concesión de los llamados créditos. Esta línea de actuación, para la que el instituto dispondrá de hasta 8.000 millones de pesetas el próximo año, podrá servir para financiar el rodaje de una película, el montaje de una obra de teatro o la producción de un disco, entre otras actividades. La concesión de estos créditos estará sujera al análisis por parte del ICIC del plan de viabilidad o de explotación de la actividad que vaya a financiarse.La puesta en marcha del ICIC no implicará, al menos a corto y medio plazo, la cancelación de todas las líneas de subvención que el departamento ha desarrollado en los últimos años. Las diferentes fórmulas de ayuda al libro, por ejemplo, seguirán vigentes en 2001, aunque fuentes del departamento han reiterado su compromiso de seguir explorando, en colaboración con el sector, cambios importantes, singularmente con relación al llamado apoyo genérico a la producción editorial.

Y ello sin olvidar que el consejero de Cultura cree que hay que contabilizar como subvenciones al teatro privado, por ejemplo, la contratación por el Teatre Nacional -financiado mayoritariamente con fondos públicos- de los directores, actores y técnicos necesarios para desarrollar la temporada.