El nuevo hospital de Sant Pau empieza a levantarse sin dinero de la Generalitat
El nuevo hospital de Sant Pau comenzará a funcionar en 2005. La colocación de la primera piedra del centro sanitario de Barcelona puso fin ayer a un vía crucis de más de ocho años en que los retrasos y los problemas se han acumulado hasta hacer temer por la realización del proyecto. El presupuesto de la primera fase del hospital es de 1.710 millones de pesetas, financiados íntegramente por la administración del hospital. Sin embargo, el Gobierno catalán mantiene su compromiso de aportar 10.000 millones al proyecto.
Cuando acabe la primera fase de las obras, el edificio acogerá las consultas del hospital y 18 quirófanos de alta tecnología. En fases posteriores, se construirán cuatro grandes alas que albergarán 560 camas de hospitalización convencional y otras 60 para enfermos críticos. El nuevo centro tendrá 100 camas menos que el actual, aunque sus responsables no temen ningún colapso porque prevén que el tiempo de hospitalización será cada vez menor.Las obras costarán entre 16.000 y 18.000 millones de pesetas, de los que más de 6.000 serán aportados por la administración del hospital, formada por el Ayuntamiento, la Generalitat y el Arzobispado de Barcelona. Para hacer frente a estos pagos, el hospital se ha desprendido de una parte importante de su patrimonio. Con este dinero se financiará la primera fase de las obras.
El resto, unos 10.000 millones, tiene que aportarlo la Generalitat, aunque esta administración no prevé ninguna partida ni para este año ni para 2001. Las estrecheces económicas por las que atraviesa el Gobierno catalán pueden complicar el proyecto, aunque Jordi Pujol se comprometió ayer a aportar el dinero.
El nuevo hospital se construirá justo detrás del actual recinto, entre las calles de Sant Quintí y Mas de Casanova. La futura línea 9 del metro tendrá una parada justo enfrente del edificio, que ocupará un total de 80.000 metros cuadrados. El equipo de arquitectos encabezado por Esteve Bonell ha diseñado un hospital adaptado al entorno modernista concebido por Lluís Domènech i Montaner a principios de siglo.
Los actuales pabellones modernistas, auténtico emblema del hospital, se mantendrán intactos, pero no tendrán las mismas funciones. Estos edificios albergarán las instalaciones de la facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona y aún quedará espacio para el nuevo Instituto Catalán de Ciencias Cardiovasculares. Así lo reafirmó ayer el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, durante la colocación de la primera piedra. El acto protocolario, que también contó con la presencia del alcalde de Barcelona, Joan Clos y el Arzobispo Ricard Maria Carles, estuvo marcado por la buena sintonía institucional entre el Ayuntamiento y la Generalitat. Joan Clos destacó la implicación del Gobierno catalán en la construcción nuevo hospital, mientras que Jordi Pujol destacó "la personalidad propia" y el simbolismo del hospital para Barcelona y Cataluña.
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