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Cumpleaños de los derechos humanos en Valencia

Una asociación "apolítica y aconfesional" recuerda a las víctimas de la intolerancia y del terrorismo

La plaza del Ayuntamiento, en el centro de Valencia, se convirtió ayer en escenario de una singular fiesta de cumpleaños de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que ayer sumó 51 años de vigencia formal Una treintena de miembros de la asociación Paz, Libertad y Solidaridad guardaron cinco minutos de silencio cada hora en punto durante doce horas, desde las diez de la mañana a las diez de la noche, en recuerdo de todas las violaciones de los derechos humanos en el mundo y en España.Jorge Gómez, portavoz de la asociación, subrayó la persistencia de "un cuarto mundo" en el seno de nuestra sociedad, entre cuyos residentes citó a las mujeres maltratadas, a los menores que sufren explotación laboral y a las víctimas del terrorismo.

Los activistas desplegaron un gran lazo azul contra la intolerancia y alfombraron la plaza con los nombres y fotos de las víctimas del terrorismo registradas desde hace una treintena de años. Los vecinos de la capital fueron invitados a exponer sus reflexiones en un mural y a depositar flores blancas y velas en defensa del derecho a la vida.

Los miembros de la asociación se reúnen cada domingo en la plaza del Ayuntamiento desde el asesinato del concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, el 12 de julio de 1997. Las concentraciones se interrumpieron durante la tregua declarada por ETA, pero se reanudaron cuando la banda terrorista volvió a actuar.

Carlos Sentís, vicepresidente de la asociación, subrayó ayer el carácter "asépticamente apolítico y aconfesional" del movimiento. Y se mostró ajeno al reciente pacto antiterrorista redactado por representantes de los dos grandes partidos estatales, PP y PSOE.

La propuesta de populares y socialistas para constituir una fundación que agrupe a todos los movimientos ciudadanos que luchan contra la intolerancia o a favor de las víctimas del terrorismo no afecta a los miembros de la asociación. Según Sentís, los movimientos de base deben mantenerse al margen de las iniciativas de los partidos políticos para salvar su condición estrictamente ciudadana y evitar perversiones interesadas.

A lo largo de toda la jornada, canciones alusivas a los derechos humanos sonaron en la plaza del Ayuntamiento y la brisa agitó las velas colocadas sobre el suelo. Como en cualquier otro cumpleaños.

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