"La investigación debe tener una dimensión europea"
Philippe Busquin (59 años), físico de carrera, ha sido varias veces ministro, fue vicepresidente de la Internacional Socialista y ahora es comisario europeo, de Investigación. Desde este último puesto, este curtido político belga ha lanzado diversas iniciativas que comparten un denominador común: la creación de un auténtico mercado único de la investigación y el desarrollo que permita a Europa competir de igual a igual con Estados Unidos y Japón. Un proyecto en el que ya ha entrado la industria europea, pero no el sector público, demasiado cerrado, según Busquin, en su dimensión nacional.Busquin cree que hay en Europa situaciones aberrantes que obstaculizan la mínima movilidad de los investigadores, por ejemplo, pero también que el momento es ideal para ponerse a la cabeza gracias a la bonanza económica y al equilibrio de las cuentas públicas. Esta entrevista se hizo pocos días después de que la UE acordase una serie de importantes medidas para lograr ese objetivo estratégico de apostar por la investigación que reclama Busquin.
Pregunta. ¿Usted cree que es un buen momento para el impulso de la investigación en Europa?
Respuesta. Sí. Primero, por la mundialización de la economía y la información. En esta transformación del mundo, la dimensión europea se convierte en indispensable para enforcar las cosas. Lo vemos por ejemplo en los acuerdos de Kioto sobre el cambio climático. En una parte están los países en desarrollo, en la otra, Estados Unidos y, en otra, Europa. No nos queda más remedio que defender conjuntamente nuestros valores e invertir en investigación para mantener la competitividad.
P. La cuestión es si esa necesidad llega en el momento ideal.
R. Sí, porque de una parte el Tratado de Maastricht impuso restricciones presupuestarias para reducir el déficit público y por el momento la mayor parte de los presupuestos está equilibrado. A eso se une una situación económica favorable. Todo ello permite consagrar gastos adicionales a la investigación.
P. En el último Consejo de Ministros de Investigación, la UE acordó facilitar la movilidad de los investigadores. ¿Cómo se va a lograr?
R. Por una parte queremos solventar los problemas de las becas en diferentes países de la UE y también que cada Estado abra sus programas a investigadores de fuera. El otro elemento es crear un espacio atractivo para países terceros, incluido Estados Unidos. Esto no existe, por el momento, debido a los obstáculos existentes relacionados con la estructura social europea y la libre circulación de las personas. Por ejemplo, si un investigador de un país tercero necesita una Visa para ir a Londres es probable que esa Visa no le sirva para ir a Madrid. Un investigador que llega a Boston puede en cambio irse a California sin problemas. Otro ejemplo: si un investigador francés se va a Portugal, cuando vuelve a su país no tiene derecho al paro. Los investigadores necesitan una gran movilidad para desarrollar su trabajo y es necesario resolver estas tremendas aberraciones.
P. Habla usted de atraer a investigadores, pero en Europa no hay tanto dinero destinado a esta cuestión como en Japón o EE UU.
R. Cierto, pero el problema del dinero no es el único elemento. Lo que desea un investigador es trabajar en el mejor equipo. El verdadero investigador es idealista, no trabaja por el dinero.
P. No me refería sólo a un buen sueldo, sino también a que el investigador disponga de medios para hacer su trabajo.
P. Sí, eso también es cierto. Pero el problema también es que en Europa hay incluso obstáculos burocráticos. Ni siquiera hay libertad de horario para continuar un día intenso de investigación. Lo importante es tener la posibilidad de crear equipos que se sitúen entre los mejores del mundo y eso sólo se puede conseguir en una dimensión europea capaz de conseguir la masa crítica suficiente para investigar en ciertas materias. Ya hay ejemplos en Europa, como la investigación que se está haciendo en Estrasburgo sobre una enfermedad genética de la retina o el equipo europeo de 350 investigadores sobre la capa de ozono. No se trata sólo de dinero, sino de optimizarlo.
P. Y de coordinarlo también. Usted ha lanzado la idea de unir a un comité de sabios sobre la industria aeronáutica para estudiar en perspectiva el futuro europeo en este campo.
R. Efectivamente. Hemos hecho lo mismo en otros campos, como la biología molecular. Queremos saber cuáles son los equipos disponibles y qué podemos hacer. Y otro tanto con la nanotecnología. Pero necesitamos que los Gobiernos sean más abiertos. La Comisión ha demostrado ser abierta, y la industria (véase el ejemplo de la aeronáutica) también. La inversión privada en investigación en Europa es comparable con la de Estados Unidos (un 1,2% del PIB frente a un 1,9%).
P. Por lo que dice, el problema está pues, fundamentalmente, en el sector público y no tanto por falta de dinero como por falta de miras.
R. Eso creo yo, sí.
P. En todo caso, la maldición de Europa es la fragmentación. Y no es raro que haya investigaciones en la zona flamenca de la propia Bélgica que igual no se coordinan con la zona valona.
R. Sí, por supuesto (se ríe). A veces las barreras idiomáticas son enormes y eso que en investigación tenemos la ventaja de que la lengua común es el inglés.
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