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España propone la intervención del mercado europeo de bovino para evitar su ruina

Los ministros de Agricultura de la UE debaten hoy medidas contra la crisis de las 'vacas locas'

Gabriela Cañas

El ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, pedirá hoy ante el Consejo Europeo extraordinario de ministros del ramo que la Unión Europea ordene una intervención concertada del mercado de la carne de vacuno para frenar la caída de precios y proteger las rentas de los ganaderos. El consejo planea atajar la nueva crisis de las vacas locas con propuestas drásticas: impedir el consumo de vacas adultas que no hayan superado la prueba del prion y prohibir temporalmente el uso de harinas animales. Con estas medidas se pretende atajar la peor crisis alimentaria de la UE.

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Si lo peor de una enfermedad es la recaída, esta crisis de las vacas locas lo está demostrando. Ni el consumo ni los precios ni su impacto en la política agrícola europea sufrieron tanto como ahora en la primera crisis de las vacas locas, cuando en 1996 Europa descubrió el mal y se blindó contra la enfermedad procedente del Reino Unido.Cuatro años después de adoptar algunos controles, el número de casos de encefalopatía espongiforme bovina o mal de las vacas locas no para de crecer fuera de las islas británicas. Hace diez años se registraron quince casos. Hace dos años, 215. Para este año se preveían poco más de 300, pero ya van 500 vacas enfermas; entre ellas una en España y otra Alemania, países que se creían libres de la enfermedad. En el Reino Unido, sin embargo, cada año hay menos incidencia. De los 37.056 casos de 1992 (el peor año) se ha pasado este año a algo más de mil.

Tras varias semanas de consultas a expertos, la Comisión decidió el pasado miércoles recomendar la prohibición temporal de harinas animales para la alimentación de cerdos, cabras, aves de corral y peces. Ninguna vaca de más de 30 meses debe llegar al mercado sin haber superado la prueba de detección del prion de la encefalopatía (las menores de esa edad no desarrollan la enfermedad). Debe considerarse también el intestino de la vaca como material específico de riesgo que hay que destruir. Las dos primeras medidas tendrán consecuencias económicas considerables. Aplicar el test del prion a una vaca cuesta cerca de 5.000 pesetas y cada año se sacrifican en la UE entre 7 y 8 millones de reses mayores de 30 meses.

Europa produce cada año tres millones de toneladas de harinas cárnicas que a partir del 1 de enero, si así lo deciden hoy los ministros de Agricultura, deberán ser destruidas. Por otra parte, los ganaderos se verán obligados a variar la alimentación de sus reses con harinas vegetales, por ejemplo, que no son tan ricas en proteínas y que, además, no logran un engorde tan rápido de los animales. La Unión Europea ya ha previsto a corto plazo aumentar las ayudas. Para el próximo año calcula que el coste de la crisis va a ser de 900.000 millones de pesetas, pero el comisario de Agricultura Franz Fischler ya ha advertido de que el dinero puede quedarse corto.El jefe de Análisis y Planificación de Agricultura de la Comisión, Tomás García Azcárate, afirmó ayer en Cuenca en un encuentro con el sindicato agrario Asaja que el problema de las vacas locas brinda una oportunidad para que el sector se replantee su futuro y salga reforzado, informa Efe. García Azcárate señaló que se trata de una crisis de calidad, ya que "el problema no está sólo en las harinas animales, sino en el modelo de hacer agricultura a cualquier precio".

El sector vacuno europeo se enfrenta a un difícil momento. Los precios han descendido en un mínimo del 17% a nivel comunitario. Del consumo no hay datos europeos, pero se sabe que en Francia ya ha bajado en un 40%.

El Comité Veterinario Permanente no votó el jueves la prohibición de las harinas. Los expertos (uno por cada país) quisieron dejar claro así que no hay razón científica, sino de otra índole para tomar esta medida que, sin embargo, se cree adoptarán hoy los ministros. El Reino Unido, Suecia, Finlandia y Bélgica votaron en contra de la prohibición y Holanda, Irlanda y Dinamarca se abstuvieron. Si hoy hay acuerdo en Bruselas, la política agrícola tendrá que cambiar. Habrá que importar más colza, más girasol y más soja que antes. Y, en el futuro, cambiar el rumbo de las ayudas.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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