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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Villalobos pasa

Las leyes están para ser aplicadas. Así de simple, aunque enormemente efectivo, es el mensaje que ha lanzado el comisario europeo de Sanidad y Protección al Consumidor, David Byrne, durante su visita a España el viernes pasado, ante el mal de las vacas locas. "Para mí no ha sido una gran sorpresa que aparezcan animales contagiados", señaló el comisario, al tiempo que apuntaba que el primer caso de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) en España podía haber sido la consecuencia de una inadecuada aplicación de las normas en lo referente a la prohibición de alimentar a los bovinos con harinas de origen animal."Si se ha producido un caso, lo más probable es que aparezcan más", agregó Byrne. Ésta es una convicción extendida dentro del sector, aunque se evita cuidadosamente decirlo en voz alta para no generar alarma. ¿Por qué se atreve Byrne a venir a España para anunciar que habrá más casos? Quizá porque el comisario conoce muy bien los informes efectuados por técnicos comunitarios sobre la situación en nuestro país. Uno de ellos, elaborado tras una visita de cuatro inspectores a Galicia y Cantabria del 10 al 14 de abril pasado, señala: "En ambas regiones visitadas, el equipo observó que el ganado con desórdenes compatibles con la EEB (dificultad de movimientos, parálisis y otras anomalías) fueron a menudo sacrificados sin tomar en consideración la necesidad de tomarles muestras".

De ese informe se deduce que, si el primer caso de vaca enferma de EEB no se ha detectado en España hasta hace unos días, es quizá porque no se han efectuado los análisis debidos; es decir, porque no se ha actuado con suficiente diligencia en la aplicación de las normas vigentes para combatir el mal. Con más o menos rapidez, España ha traspuesto las directivas comunitarias sobre este tema a su legislación nacional y, en las últimas semanas, incluso ha apoyado la posición de endurecer al máximo la normativa para recuperar cuanto antes la confianza del consumidor. Pero lo importante, como bien ha recordado el comisario europeo, es que las leyes se cumplan.

Un caso extremo de actitud negligente en la aplicación de las normas es el de la ministra de Sanidad y Consumo, Celia Villalobos. Su participación en la elaboración de propuestas para atajar el problema ha sido poco menos que nula. Peor aún: ha generado alarma social con unas insólitas declaraciones efectuadas el mismo día en que se anunció el primer caso de vaca loca en España, reafirmadas parcialmente el jueves pasado. "No compren ustedes carne de ganga, cómprenla en un establecimiento con todas las garantías", ha insistido la ministra. ¿Por qué? Porque, según declaró a la agencia Efe, en España existen mataderos clandestinos y sin inspección que distribuyen carne sin controles veterinarios.

"No se trata de recomendar a los consumidores que no consuman, sino de encontrar los mataderos clandestinos y cerrarlos", respondió Byrne el viernes, expresando con claridad lo que sin duda han pensado muchos ciudadanos españoles al leer o escuchar las declaraciones de la ministra. En la peor crisis de seguridad alimentaria que padece España desde la tragedia de la colza, la ministra responsable de la salud pública se ha limitado a observar lo que pasa sin proponer nada efectivo y a hacer alarde público de la incapacidad del Gobierno en hacer cumplir las leyes. Después de demostrar de manera tan rotunda que no está a la altura de sus responsabilidades, el interés general aconseja que deje paso a alguien más capacitado.

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