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La policía busca cerca de Chechenia a los dos españoles secuestrados

Las fuerzas de seguridad georgianas rastreaban ayer una zona montañosa fronteriza con Chechenia en busca de los empresarios españoles Francisco Rodríguez y José Antonio Tremiño, secuestrados el jueves en la carretera que lleva al aeropuerto de Tbilisi. El vehículo utilizado por los cuatro enmascarados que perpetraron la acción se halló cerca de donde miles de refugiados están creando a Georgia un grave problema de seguridad.

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Misterioso grupo

En el coche se encontraron las maletas y billetes de avión de Rodríguez y Tremiño, rastros de sangre y un gorro o pasamontañas con pelo adherido. El presidente Edvard Shevardnadze se disponía a formar ayer un gabinete de crisis. Al caer la noche, el ministro del Interior, Kaja Targamadze, se entrevistó con la cónsul honoraria de España en Georgia, Mariam Bagration, y con el cónsul general adjunto en Moscú, Joaquín Durán, enviado de urgencia para ocuparse del caso. Les dijo que da por seguro que los dos españoles están vivos. La sangre podría ser del teniente coronel de la policía Sulikó Kobiashvili, familiar directo de un socio de los secuestrados y que, al parecer, les protegía a título personal. Todo indica que los atacantes eran profesionales altamente cualificados. Sulikó abandonó ayer el hospital y, como todos los que directa o indirectamente tienen algo que ver con la empresa mixta hispano-georgiana Geomadera, de la que es socio Francisco Rodríguez, huyó de los periodistas como de la peste. En el hotel Londres, desde el que supuestamente opera la firma, se contestaba con malos modos que esto es totalmente falso y que allí no hay ningún español. Curiosamente, se afirmaba también que Alejandro Marcoso, al parecer gerente de Geomadera, ya se había ido de Georgia.

Palos de ciego

La colonia española en Tbilisi es muy reducida: dos lectores en la Universidad estatal por cuenta de la Agencia de Cooperación Internacional, cuatro miembros de la ONG Acción Contra el Hambre y poco más, incluyendo un misterioso grupo del que nadie sabe demasiado y al que pertenecían los dos secuestrados.El miércoles por la noche, horas antes del asalto en la carretera del aeropuerto, tres de ellos acudieron a la fiesta de cumpleaños de una georgiana. Les acompañaban otros tantos guardaespaldas, un detalle que atribuyeron a que se les había advertido del riesgo de secuestros. En esa celebración se habló de que planeaban abrir un casino, y quedó claro que su base de operaciones era el hotel Londres. Se presentaron como Charly, Ramón y Paco.

Tal vez no haya nada especialmente extraño en el secuestro de Francisco Rodríguez y José Antonio Tremiño, que es joyero. Quizás responda al esquema clásico en el Cáucaso, y muy especialmente en Chechenia, y tenga como objetivo el más simple que puede haber: conseguir un rescate. Pero, si no hay nada que ocultar, un poco de transparencia ayudaría a eliminar suspicacias.

Ayer, por ejemplo, una georgiana que trabajó con este grupo de españoles se negó en redondo incluso a facilitar sobre ellos informaciones tan elementales como cuántos son, cómo se llaman y a qué se dedican. El día anterior, la policía la había sometido a un duro interrogatorio, como a varios de sus compañeros.

El presidente Shevardnadze, deseoso de atraer inversiones extranjeras a su país, se ha tomado muy a pecho el secuestro. Ayer telefoneó varias veces a Targamadze desde Minsk (Bielorrusia), donde asistía a la cumbre de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) para obtener información de última hora y primera mano sobre el caso. Tenía previsto regresar a Tbilisi en torno a las diez de la noche e inmediatamente formar un gabinete de crisis.

El vicefiscal del distrito de Tbilisi aseguró ayer que las fuerzas de seguridad no dan palos de ciego y tienen indicios sobre los autores del secuestro, se están investigando las actividades de Geomadera y no se descarta ninguna hipótesis, ni siquiera la de un ajuste de cuentas originado en una disputa comercial. Sin embargo, la pista chechena es la que cobra más peso por ahora. La región de Kajetia, donde supuestamente se hallan retenidos Rodríguez y Tremiño, está al rojo vivo por delitos como robo de ganado e incluso un secuestro que se atribuye a los refugiados de la vecina república rusa. Entre ellos podría haberse infiltrado un número indeterminado de guerrilleros. En esas tierras próximas al desfiladero de Pankisi residen tradicionalmente los kitsis, un pueblo con fuerte parentesco étnico con los chechenos.[El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), José Antonio Samaranch, pidió ayer personalmente a Shevardnadze, que haga "todo lo posible" para liberar a los dos españoles, informa Efe. Samaranch le recordó su amistad de más de veinte años y le pidió ayuda].

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