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Los euroescépticos británicos rechazan que Europa tenga una Constitución

Marcha atrás en Europa

La oposición conservadora británica centró ayer su ofensiva en materia europea en la Carta de Derechos Fundamentales, pendiente de aprobación en la Cumbre de Niza, los próximos 7 y 8 de diciembre. El documento enmarca el derecho a la libertad de expresión, pensamiento y religión, pero es, para los euroescépticos británicos, un embrión de constitución europea que conducirá a un superestado federal. "Se asienta en el modelo del superestado, el modelo del viejo bloque que es un dogma desfasado y una reliquia de la guerra fría", criticó el portavoz tory de Asuntos Exteriores, Francis Maude.El Gobierno de Tony Blair descalificó el ataque como un paso más en la estrategia de "crear pánico" y aislar al Reino Unido de sus socios europeos que persigue el líder de la oposición, William Hague. "Es importante que definamos los límites (de los poderes de la Unión Europea) y un debate de esta naturaleza es perfectamente aceptable", respondió Keith Vaz, secretario de Estado para Europa, en un acalorado debate radiofónico.

En el mismo sentido se pronunció el eurocomisario británico, el conservador Chris Patten, quien describió el borrador de la Carta como un resumen de los principios ya establecidos en documentos marcos anteriores, desde el Tratado de Roma al de Maastricht. "Es hora de que tengamos una declaración de principios y un fuero de competencias que establezca lo que se debe hacer a nivel europeo y lo que se debe hacer a nivel nacional", dijo.

La Cumbre de Niza aporta munición letal al Partido Conservador, que, con Hague a la cabeza, ha perdido espacio en el espectro político de centro y aboga por dar marcha atrás en el proyecto de construcción europea. Los tories quieren recuperar segmentos de soberanía compartidos con Bruselas y alertan sobre las nuevas concesiones gubernamentales que se avecinan en el cónclave europeo de la Costa Azul. Pero el Gabinete laborista está en alerta roja y preparado a defender las inevitables concesiones respecto a las votaciones por mayoría cualificada en temas no referentes a fiscalidad y seguridad social. "Hay instancias", escribió Blair en una misiva a sus ministros difundida el martes, "en que el voto por mayoría cualificada va en el interés nacional del Reino Unido y queremos privar a otros países de su veto".

El Gobierno británico está dispuesto a renunciar al veto en comercio y servicios, en el libre movimiento de profesionales, en transporte, regulación de los servicios financieros y fondos estructurales.

Resiste, sin embargo, presiones para incluir fiscalidad y seguridad social en las materias a decidir por mayoría cualificada en pago a la apertura de la Unión Europea a las democracias del viejo bloque comunista del Este de Europa.

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