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El Parlamento deberá votar dos veces más su disolución

Legislativo en funciones

Los diputados del Parlamento israelí deberán votar dos veces más la ley de disolución de la Knesset para que la norma pueda entrar en vigor y se ponga en marcha la maquinaria electoral de la celebración de los comicios. Este proyecto ha sido votado hasta ahora en otras dos ocasiones: la primera vez, a principios del mes de agosto, cuando se aceptó a trámite, y por segunda vez el pasado martes, cuando una mayoría aplastante de los diputados la aceptaron en primera lectura.Se desconoce con exactitud cuándo celebrará el Parlamento las próximas consultas, ya que antes este texto legal debe pasar por las manos del departamento constitucional de la Cámara, para que los técnicos jurídicos supervisen todos los detalles del documento y no se produzcan errores formales. Este trámite es utilizado en ocasiones por los partidos políticos como una maniobra para retrasar la puesta en vigor de las leyes, pero ahora se efectuará de manera acelerada, evitando todo tipo de demoras y suspicacias, según anunció ayer el responsable del departamento el diputado del partido Meretz, Amnon Rubinstein.

Al mismo tiempo que se efectúa este trámite, el jefe de Gobierno provisional negociará con los partidos políticos, y especialmente con la oposición, la fecha de las elecciones generales, que se deberán celebrar antes de los seis meses a partir de la última votación. Es decir, hay tiempo para convocar los comicios hasta finales de mayo del año 2001.

La aprobación definitiva de la ley no implica la desaparición del Parlamento, que seguirá en funciones, aunque sólo para casos urgentes. También continuará en su puesto el primer ministro y su Gabinete, con plenos y absolutos poderes. La ley impide, sin embargo, que el jefe del Ejecutivo pueda revocar y nombrar nuevos ministros, ya que los nombramientos deberán ser sancionados previamente por la Cámara. En opinión de los juristas, no existe ninguna restricción más para el jefe del Gobierno, con lo que éste puede establecer acuerdos de paz con los palestinos, si bien no entrarán en vigor porque no serán aprobados por el Parlamento, ya que carece de su confianza.Para la celebración de las elecciones se deberá aprobar un presupuesto extraordinario, que, según el Ministerio de Hacienda, superará los 600 millones de shekels, unos 3.000 millones de pesetas, que servirán en su mayor parte para financiar las campañas electorales de los partidos.

Además de estas cantidades las organizaciones pueden recabar fondos de ayuda, sin que ello exceda determinados límites, que le vienen impuestos por la ley. En las pasadas elecciones tanto el Likud como los laboristas cometieron importantes irregularidades.

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