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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Inspectores

Como lector de EL PAÍS e inspector de Educación, nombrado en comisión de servicios, he de confesar el malestar y la estupefacción, a la vista de anteriores silencios, que me han causado las crónicas de ese periódico sobre la Inspección Educativa. Quisiera puntualizar algunos aspectos en relación con la asociación, en las citadas crónicas, entre la Inspección y un "entramado de vínculos ideológicos, familiares y políticos" con el partido que gobierna la Generalitat, y que desemboca en la publicación de una lista de inspectores en la que figuro.1. Con fecha 1 de septiembre de 1985 fui designado inspector de Educación por los responsables, entonces, de la consejería. Había transcurrido poco más de un año desde que se hubiese perpetrado el más grave avasallamiento contra los cuerpos de inspectores. La adicional XV de la Ley de Reforma de la Función Pública representaba la posibilidad discrecional de separar a los "auténticos inspectores de carrera" del desempeño de la función inspectora, sustituyéndolos por "docentes" un máximo de seis años.

2. En 1986 participé en el concurso de méritos convocado para el acceso a la función inspectora, en el cual fui valorado por un tribunal designado por Educación obteniendo un puesto de inspector. El acceso del autor de estas líneas, y de otros, no mereció que este periódico se hiciera eco de la utilización del calificativo de "mercenario" del partido que gobernaba la consejería, ni de la consideración de los 48 inspectores de esa promoción, como "el aparato de inspección creado por la Administración Lerma".

3. En enero de 1996 fui cesado, junto con otros 47 compañeros, en cumplimiento de una sentencia que, por causas no imputables al proceso selectivo, venía a anular el concurso de 1986, dando lugar a una actuación de la Administración que me pareció cuanto menos rigurosamente singular e innecesaria, y que aún tiene pendientes recursos.

4. En abril de 1996, fui, nuevamente, designado inspector de Educación por los actuales responsables de la consejería. Después de las vicisitudes pasadas, es justo en estos momentos cuando aparece el calificativo de "mercenario" aplicado a la Inspección. Quisiera decir a los lectores que personalmente no he recibido, tampoco lo hubiese aceptado, consigna alguna ni instrucción que fuesen incompatibles con un respeto absoluto por el desempeño profesional y rigurosamente técnico de las funciones atribuidas a la Inspección Educativa. Probablemente, quienes no entendieron otra forma de actuar de la Inspección que no fuese por medio de consignas o dictados, tengan dificultades para asumir que la provisionalidad actual en la que me encuentro, como inspector, puede ser compatible con la profesionalidad y el rigor técnico en el servicio público.-

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