Manolo Sanlúcar y José Manuel López, premios Nacionales de Música
El guitarrista y compositor Manolo Sanlúcar (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1943) y el compositor José Manuel López López (Madrid, 1956) obtuvieron ayer el Premio Nacional de Música, en la modalidad de interpretación y composición, respectivamente. Los galardones, concedidos por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, están dotados con cinco millones de pesetas cada uno de ellos.Manolo Sanlúcar ha logrado el Nacional de Música por Locura de brisa y trino, con poesías de Federico García Lorca. El primer maestro que tuvo fue su padre, Isidro Sanlúcar, panadero y guitarrista al viejo estilo. Mientras aprendía trabajó en la tahona junto a su padre, hasta los 14 años, cuando comenzó a actuar profesionalmente en la compañía de Pepe Marchena. No había cumplido los 30 y ya se le consideraba en plenitud artística, a raíz de la publicación en 1972 de su antología discográfica Mundo y formas de la guitarra flamenca.
Pronto comenzó a investigar, consciente de que la guitarra tenía infinitas posibilidades que apenas habían sido exploradas. La más ambiciosa de sus aportaciones a este arte es su permanente búsqueda para integrar el flamenco en cualquier tipo de música, incluida la sinfónica. Varias obras de enorme interés, que han situado su nombre entre los grandes compositores de nuestro tiempo, jalonan esta inquietud del creador: Fantasía para guitarra y orquesta, Trebujena, Medea y Soleá -que en forma de ballet recorrieron el mundo-, Tauromagia, Aljibe, Locura de brisa y trino...
Excelente creador
José Manuel López ha obtenido el Nacional de Música por su labor de compositor invitado en el Conservatorio de Dijon y por su obra Movimientos, estrenada en Estrasburgo en 1999. Pertenece a la generación de 1961, como Aracil, Encinar, Núñez, Zulema de la Cruz, Casablancas, Manuel Hidalgo, Balboa, Durán Loriga, Brotons, César Cano o Del Puerto, un grupo brillante y diversificado de autores entre los que abundan los madrileños. Formado en Madrid y en París, principalmente, José Manuel López ha realizado ya una producción importante de la que citaremos Chronos, estrenado por la ONE, con José Luis Temes, en 1986; Anatta, dirigida en Asturias por Cristóbal Halffter (1987), o Memoria de un tiempo imaginario, presentada en el Festival de Alicante en 1988. En dicho certamen se programó el pasado mes de septiembre Viento de Otoño, dentro del proyecto de intercambio España-Japón, en versión de la Tokio Sinfonietta dirigida por Ichiro Nodaira. López, cuyo trabajo supone una penetración honda en la técnica y las corrientes actuales, desde la orquesta tradicional a la electroacústica o la informática, alcanza el Premio Nacional cuando la proyección de su futuro es, cuando menos, tan abierta y significativa como la de su pasado. Estamos en este caso, puede decirse con propiedad, ante un excelente creador musical del siglo XXI.
Babelia
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