La Comisión Europea defiende la continuidad de las centrales nucleares
La polémica con las organizaciones ecologistas está servida. Entre la docena de preguntas que propone la Comisión Europea para lanzar el debate global sobre cómo tiene que afrontar la UE el problema de abastecimiento energético hay una que lo liga con la continuidad de la energía nuclear. El documento elaborado por la comisaria Loyola de Palacio ensalza además los beneficios de esta fuente energética en la lucha contra el cambio climático y afirma que es segura. El problema principal es el tratamiento de los residuos nucleares.La UE no está al día de hoy en situación para cumplir sus compromisos en la lucha contra el cambio climático. El incremento de la demanda en el sector del transporte y con el cierre de todas las centrales nucleares en ocho países europeos será aun más difícil. El factor ecológico no es el único argumento que utiliza Bruselas para defender su continuidad. La energía nuclear representa en la actualidad el 35% de la producción eléctrica global de la UE frente al 27% de los combustibles sólidos, al 16% del gas natural, al 15% de las renovables y al 8% del petróleo.
A finales de los años setenta, la energía nuclear y el carbón estaban consideradas como las únicas alternativas al petróleo. Se pusieron en marcha a partir de entonces programas de inversión que han permitido reducir la vulnerabilidad externa de la UE y ahorrar hasta 45.000 millones de euros la balanza comercial energética de la UE este año. Pero a pesar de su competitividad y de su aportación positiva a la balanza energética global, la energía nuclear está mal vista entre la opinión pública por su potencial de riesgo para la salud y el medio ambiente.
Su futuro es incierto y lo único que está claro es que su crecimiento es improbable. Por este motivo, la Comisión Europea pretende que se analice la contribución a medio plazo de esta fuente de energía, por un lado, en la lucha contra el cambio climático, y por otro, para incrementar la seguridad de abastecimiento energético de la UE.
Bruselas pone un ejemplo del efecto del abandono de la energía nuclear. La decisión de Suecia de cerrar la unidad nuclear de Barsebäck ha creado un déficit en la producción eléctrica de 4.000 millones de Kwh anuales y un aumento indirecto de las emisiones de dióxido de carbono de cuatro millones de toneladas.
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