Desequilibrios y política en el Plan Hidrológico Nacional

El Ministerio de Medio Ambiente volvió a abrir el frente del agua el pasado mes de septiembre con la presentación en público de su anteproyecto de Plan Hidrológico Nacional, un documento largamente esperado por administraciones y usuarios de todo el país, con intereses muy diversos. La propuesta principal del Gobierno central, que parece decidido a aprobar el plan esta legislatura, es la construcción de un trasvase de 1.000 hectómetros cúbicos desde el Ebro a los valles del Pirineo oriental, Júcar y Segura, con una aportación específica de 90 hectómetros a Almería. Una iniciativa que ha puesto en pie de guerra al Ejecutivo aragonés y ha levantado las suspicacias de otras comunidades que aspiraban a otras transferencias.Un estudio de la Plataforma Hidrológica del Guadalquivir pone en evidencia que la propuesta del Gobierno central tan sólo mejoraría (en no menos de 15 años) las disponibilidades de agua de la costa mediterránea, una opción difícilmente justificable. El estudio subraya que las cuencas internas de Cataluña recibirán un aporte del Ebro de 190 hectómetros cúbicos, mientras que para el valle del Guadalquivir no hay previsto trasvase alguno.

La situación de ambas cuencas no soporta la comparación: según datos del propio ministerio, la cuenca del Guadalquivir será la que sufrirá una mayor reducción de sus recursos hídricos por motivos climáticos (un 34% menos previsto para 2060), mientras que las cuencas internas de Cataluña serán las menos afectadas de España por el calentamiento global.

A pesar de las previsiones, las dotaciones medias en el Guadalquivir apenas crecerán (341 litros por habitante y día), mientras que los recursos en Cataluña se dispararán hasta los 476 litros por habitante y día. "El agua ha sido objeto de negociación entre CiU y el Gobierno central, sólo así se explica la aberración de destinar recursos desde otras cuencas a Cataluña y escamotearlos a Andalucía", concluye la Plataforma del Guadalquivir.