Paseo literario por Bilbao
Con ocasión del 700º aniversario de la fundación de Bilbao, vienen sucediéndose publicaciones con claras referencias al aniversario. Pocas tan clara, necesaria y divertida como Bilbao. Literatura y literatos, de José Fernández de la Sota. En este recorrido por la literatura creada en la villa, el autor nos conduce un corto periodo; en realidad, el sistema literario nació en ella con la industrialización, bien pasada la mitad del siglo XIX.Bilbao. Literatura y literatos es un trabajo sin prejuicios, pero con los atinados juicios del autor, que ha optado por alejarse de la historia de la literatura para acercarse al ensayo con brillantez. Por tanto, pocas citas eruditas y muchas frases luminosas. El mérito fundamental del libro consiste en ese punto de vista que, desde la visión amiga del autor, se ha centrado en su versión y su opinión, que nos hace sonreír y pensar. Se separa de la visión académica, que cuenta ya con estudios de Jon Juaristi, Juan José Lanz y Félix Maraña y que pronto tendrá otra versión en el mercado. A las obras que trataron la literatura en Bilbao habría que añadir las páginas que Patxo Unzueta dedicó a la Escuela Romana del Pirineo en su Bilbao.
La obra señala también un recorrido que, poco a poco, va quedando marcado como un surco: la referencia a Lope García de Salazar, la figura de Antonio de Trueba, la creación de un costumbrismo urbano, la obra de Unamuno, la ilustración de Hermes, la obra, tan singular, de Larrea, los grupos de Alea y de la Escuela Romana, la posguerra con Blas de Otero, los novelistas, y la creación, en la época democrática, de la nueva literatura. Quizás un recorrido que pronto pasará a los manuales.
Otra característica, nada desdeñable, consiste tender puentes a la literatura escrita en lengua vasca, cuya referencia es más que abundante en ciertos momentos -sobre todo en las páginas referidas a Lauaxeta y al grupo de Atxaga y Sarrionandia-, aunque menor en otros momentos clave del nacimiento del nacionalismo.
Fernández de la Sota repite con cierta insistencia últimamente que enseñar deleitando es una máxima que debe cultivarse. Se la he leído referida a Jon Juaristi y a Miguel Sánchez Ostiz. No hay duda de que esa máxima ha guiado los pasos de la escritura de este paseo amable por las calles y las letras de la villa.
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