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La UE decide contar con una fuerza armada de 60.000 hombres en 2003

Los países de la Unión Europea (UE) dieron ayer el paso definitivo en su camino por completar la incipiente estrategia de seguridad y defensa, elemento indispensable para reforzar el pilar de su política exterior común. Los ministros de Defensa aprobaron la creación en el año 2003 de una fuerza de intervención rápida para misiones de paz, compuesta de 60.000 hombres y capaz de desplazarse en menos de dos meses a una zona en conflicto fuera del territorio de la UE.

El alto representante para la Política Exterior de la UE, Javier Solana, considera que la decisión supone "un primer paso válido, pero sólo un primer paso", porque serán necesarios "esfuerzos suplementarios, incluidos en el terreno presupuestario", para que la Unión pueda asumir de forma autónoma "las misiones más exigentes"."La UE demuestra con esta iniciativa que existe una determinación para actuar en gestiones de crisis, para mantener la paz y el respeto de los derechos humanos", dijo anoche Solana. El acuerdo tendrá ahora que ser refrendado por los jefes de Estado y de Gobierno de los Quince en la cumbre de Niza, el próximo diciembre. Los ministros de Defensa acordaron que, además de los 60.000 hombres disponibles, los países comunitarios contarán con otros 40.000 de apoyo a esa fuerza de despliegue rápido.

"Los Estados miembros han decidido dotarse de capacidades militares más eficaces", pero "este proceso no implica la creación de un Ejército europeo". Tanto el ministro francés de Defensa, Alain Richard, en nombre de la presidencia, como mister PESC insistieron en que el acuerdo consiste en que la UE disponga de unas fuerzas que ponen a su disposición los países miembros, pero no se trata de un proyecto para crear un Ejército convencional.

Federico Trillo, titular español de Defensa, sin embargo, calificó el proyecto de "embrión de un Ejército europeo", si bien más tarde aclaró que no tendrá misiones de defensa colectiva de la UE, ya que sólo intervendrá en misiones humanitarias o como fuerza de interposición o prevención de conflictos.

Los ministros analizaron los estudios realizados previamente por expertos militares sobre las carencias que en la actualidad tienen los ejércitos de la UE y que, por tanto, tendrán también esas fuerzas de intervención rápida. Destacan en ese capítulo los medios de transporte estratégico, comunicaciones e información.

En esas tres áreas, las fuerzas europeas tienen una gran dependencia de los medios de la OTAN, como se puso de relieve durante la guerra de Kosovo. Por eso, la UE prevé que, dependiendo de la misión a realizar, sus fuerzas tendrán que actuar en ocasiones bajo el paraguas de la OTAN. Según Richard, "no habrá subordinación política a la OTAN", si bien añadió que será necesaria una coordinación con la Alianza Atlántica.

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A este respecto, el ministro francés recordó, no obstante, que todo el proyecto se ha fraguado en colaboración con los expertos militares atlánticos. La UE y la Alianza insisten en que hay, y habrá, colaboración y transparencia entre ambas instituciones a fin de evitar duplicidad de funciones. Ambas partes negocian un nexo que sirva de enlace en el intercambio de información sobre sistemas de planificación.

El secretario general de la OTAN, el británico George Robertson, con el que los ministros cenaron anoche, se ha convertido, paradójicamente, en uno de los principales valedores del proyecto europeo a la hora de disipar los temores norteamericanos. "Estados Unidos no debe preocuparse. La fuerza de intervención rápida no minará las misiones de la Alianza. Ésta continuará siendo el eje de la seguridad europea y nuestro único mecanismo para la defensa colectiva", declaró ayer Robertson.

Hoy, los Quince se reunirán con los titulares de Defensa de los países europeos de la OTAN pero no miembros de la Unión (Turquía, Islandia, Noruega, República Checa, Polonia y Hungría), así como con los otros candidatos que negocian su adhesión a la Unión Europea.

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