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África abre una 'casa' en Olite

La ONG vizcaína inaugura un hogar pionero de formación integral y acogida de inmigrantes

20 plazas

El sueño de la bilbaína Ana García Matías, un sueño nacido en el campamento ceutí de Calamocarro, se ha hecho realidad en Olite (Navarra). Un antiguo colegio de los padres franciscanos ha sido inaugurado con el mismo nombre de la ONG, que lo ha convertido en un centro pionero para la atención integral a inmigrantes: ha nacido la Afrika Etxea-La casa de África.Ana García Matías, 51 años, casada, con dos hijos y 25 años de docencia a sus espaldas en su Bilbao natal, era el pasado sábado un manojo de nervios. Los tam tam de Omar y de un amigo, jóvenes de Sierra Leona, sonaban con fuerza en la puerta de Afrika Etxea mientras un sacerdote bendecía las instalaciones ante la atenta mirada de decenas de vecinos, de la alcaldesa socialista de Olite, María Carmen Ochoa, encargada de cortar la cinta inaugural, y de numerosos inmigrantes que han colaborado desinteresadamente en el acondicionamiento de este hogar.

La ONG Afrika Etxea fue creada en 1998 por Ana García Matías, su presidenta, mientras trabajaba como voluntaria en la atención a inmigrantes en el precario campamento de Calamocarro, en Ceuta. Ana había dejado años atrás una vida laboral y familiar estable en Bilbao para dedicarse a ayudar a quienes más lo necesitan. Primero cooperó con ellos en Mali, luego en Bolivia, en Tanzania y en Mozambique, hasta que en Calamocarro decidió crear una institución para ayudar a los inmigrantes que llegan a España.

Cuando la orden de los franciscanos le ofreció su antiguo colegio en Olite, una instalación con 70 años de vida, no se lo pensó. Con el apoyo de su familia y la colaboración de los 73 socios de la ONG -tiene 105 voluntarios en total- y de algunas donaciones de empresarios amigos, se puso manos a la obra sin pedir ninguna ayuda pública. El pasado sábado "los sueños, que sueños son, dejaron por una vez de serlo para convertirse en realidad", afirma ahora Ana García Matías.

La Afrika Etxea de Olite tiene una peculiaridad, además de una capacidad para la residencia estable durante periodos de seis meses de unas 20 personas. Esa especificidad es que durante su estancia en ella los inmigrantes, que serán seleccionados por Cáritas y Cruz Roja, recibirán una completa formación profesional y humanística que les permita asentarse con mucho más facilidad en una nueva sociedad.La propia Ana García Matías, la joven de 24 años de Zamudio, Beatriz Noya y el religioso navarro de 55 años Damián Lekunberri residirán en Olite y dirigirán el nuevo hogar, que se regirá por un completo programa de asistencia: por las mañanas la educación práctica con el desplazamiento de los residentes a distintos centros de FP donde recibirán clases de albañilería, fontanería, electricidad, carpintería o formación agraria. Por las tardes, enseñanzas de primera utilidad: el idioma, costumbres, leyes, y todo aquello que les permita desenvolverse con soltura. Un certificado acreditará sus estudios.

¿Y cuando acaben los seis meses? La previsión de Afrika Etxea es que al término de ese plazo se incorporen a la vida laboral. Si aún no han encontrado empleo, la ONG tiene acuerdos con varias empresas de Lleida y Navarra para la inserción laboral de los acogidos.

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Paradójicamente, los primeros cuatro ocupantes de la Casa de África no son africanos, sino georgianos que huyeron de la persecución política del Cáucaso. Un viaje de 8.000 kilómetros en barco los llevó hasta Bilbao y después, hasta Olite. "Las necesidades son tantas que la capacidad máxima se alcanzará inmediatamente", resalta Ana García Matías, que espera la llegada de cinco niños con sus respectivas familias.

Decenas de africanos de múltiples procedencias, ya asentados en Navarra, trabajaron desinteresadamente para rehabilitar las antiguas estancias escolares, convertidas hoy en dormitorios, aseos, salas educativas, cocina, comedor, un salón de paz destinado a las oraciones de cuantos credos religiosos puedan confluir en este recinto ecuménico y las oficinas. Un gran patio ajardinado, que se convertirá en huerta, corral de animales domésticos y taller de artesanía, completa la estancia, desplegada a los mismos pies de los torreones medievales del castillo de Olite, tan alejados del mundo africano como acostumbrados ya a la presencia de sus nuevos vecinos de piel tostada y alegres costumbres.

El sueño ha echado a andar. "Los recelos de algunos vecinos se superaron sin problemas", indica la alcaldesa del PSN-PSOE de esta ciudad navarra, cuya intensa colaboración ha permitido llevar a buen fin un hogar que es además un centro de formación integral.

La Casa de África espera, eso sí, un utensilio que hará más honor a su nombre que la adusta climatología local: la inmediata instalación de un sistema de calefacción cedido por el Ayuntamiento de San Martín de Unx que caldeará el nuevo hogar ante la llegada de un invierno frío que en nada se parece al de África.

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