La singularidad latinoamericana frente al mundo desarrollado
"Nosotros nos sentimos bastante desprendidos de esta realidad europea, que muchas veces nos asfixia". La confesión de Rafael Santos, director de El Tiempo, de Bogotá, resumía la perplejidad que provocan en los latinoamericanos algunos debates más propios del llamado mundo desarrollado, como el que se suscitó ayer en la conferencia de Santiago de Compostela.Profesores británicos y estadounidenses arremetían contra algunas actitudes de los medios en sus respectivos países, y los periodistas de Latinoamérica se sentían en la obligación de recordarles que para ellos ejercer su oficio aún supone a veces un riesgo de muerte. Europeos y norteamericanos hablaban de la crisis de la prensa, y la brasileña Ruth D'Aquino, presidenta del World Editions Forum, advertía de que en su país los periódicos siguen ganando lectores y queda un gran mercado potencial por explotar a medida que vaya disminuyendo el analfabetismo.
"La fragilidad de la vida democrática y las dificultades para ejercer la libertad de expresión hacen de Latinoamérica un caso singular", comentó el coordinador de la conferencia, José Vidal Beneyto, quien, paralelamente a los debates, promovió un encuentro entre latinoamericanos y españoles. "La comunidad de lengua y de cultura hacen de Iberoamérica una plataforma privilegiada para una comunicación que, siendo propia de cada cual, nos proyecte conjuntamente en el espacio público mundial". En el encuentro participaron Rafael Santos, los directores de La Nación de Buenos Aires, Claudio Escribano, y El Universal de México, Roberto Rock, y la editora ejecutiva de A Folha de Sao Paulo, Eleonora de Lucena. Por los medios españoles asistieron a la conferencia representantes de EL PAÍS, Abc y La Vanguardia, de los grupos Correo, Zeta y Voz, y de Onda Cero y Telefónica Media.
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