"Ahora no está mal visto ir al psiquiatra"
Celso Arango, responsable de la primera unidad de psiquiatría infantil de Madrid, asegura que la demanda ha subido
Bajo supervisión
Se abrió el pasado lunes y las urgencias se llenaron de padres que acudieron con sus hijos en busca de ayuda. La unidad de psiquiatría infantil del hospital Gregorio Marañón es la primera de su especialidad que se pone en marcha en Madrid y una de las pioneras en España. Al frente de esta sala, que cuenta con 20 camas y espera atender en su primer año a unos 400 enfermos, está Celso Arango, médico especialista en esta materia que posee una amplia experiencia clínica y una formación marcada por su estancia en Estados Unidos.En la Comunidad de Madrid hay alrededor de 1.100.000 menores de 18 años y, según los datos de la Consejería de Sanidad, en sus centros se atendió el año pasado a más de 45.000 de ellos por problemas psiquiátricos, de los que el 10% eran nuevos pacientes.¿Cómo es posible que un crío se vea obligado a ir a un psiquiatra e incluso llegar a ser internado en un hospital?, se pregunta todavía mucha gente cuando conoce cómo las cifras en este terreno aumentan cada año. La respuesta la da Celso Arango. "Hay muchas patologías que no distinguen la edad. La demanda ha crecido, entre otras cosas, porque ahora ir al psiquiatra no está tan mal visto como antes".
Patologías
El diseño de la unidad del hospital Gregorio Marañón contempla que los ingresos no sean inferiores a dos días ni superiores a mes y medio. "Entendemos que nuestra misión debe ser atajar las crisis para que luego los pacientes regresen con sus médicos habituales. Se trata de una unidad de hospitalización breve".
La necesidad de crear esta sala de psiquiatría infantil se planteó cuando la demanda creció y comenzaron a aparecer problemas al mezclar pacientes de entre 12 y 18 años con adultos. "Éstas son unidades que reúnen unas características muy especiales con rigurosas medidas de seguridad y control que no son siempre aconsejables en el caso de los más jóvenes", explica el especialista.
Muchos de los pacientes que ingresarán en la sala de este hospital tienen programado desde hace tiempo un periodo de estancia. No son sólo enfermos que corresponden al área de actuación del Gregorio Marañón, sino de toda la región. "Estamos en contacto con especialistas de otros centros y de acuerdo con ellos decidimos qué enfermos necesitan estar unos días ingresados y establecemos así un programa de actuación", explica Celso Arango.
"Hasta la unidad no se puede acceder unilateralmente. El primer día, cuando los medios de comunicación informaron de que la sala se había abierto, llegaron hasta las urgencias muchos padres con sus hijos.... Para ingresar es necesario hacerlo bajo la supervisión de los especialistas", precisa Arango.La unidad del Marañón está lista para acoger desde trastornos bipolares, de personalidad y esquizofrenias hasta desórdenes alimenticios como la anorexia y la bulimia. "Aunque a veces también nos llegan casos de jóvenes involucrados en la delincuencia juvenil, pero ésos no son desórdenes psiquiátricos, aunque a veces los jueces o los forenses nos piden que actuemos para valorar la situación de los chavales".
La experiencia clínica de Celso Arango le permite aportar datos sobre cuál es la salud mental de los jóvenes en la región. "Está claro que la anorexia es uno de los grandes problemas, pero siempre ha existido. Lo que sucede ahora es que por las campañas de difusión de esta enfermedad, las familias se dan cuenta del problema y acuden al especialista". La anorexia sigue siendo una enfermedad que afecta sobre todo a las niñas. "Aunque también está creciendo en los chicos. Si antes nos encontrábamos un chaval entre 10 niñas, ahora la proporción se ha elevado y hay 2 por 10", señala Arango. "Las modas, los estereotipos están llegando también a los chavales".
Los adolescentes afectados por los desórdenes alimenticios suelen tener, en opinión de Celso Arango, un perfil común. "Suelen ser chavales muy inteligentes, muy perfeccionistas tanto con todo lo que les rodea como con ellos mismos. Su cuerpo tiene que estar perfecto y ese exceso de control les lleva a caer en esta enfermedad".
En otras patologías más ligadas a la personalidad, como las neurosis o las esquizofrenias, suele ser determinante el que algún miembro de la familia haya sufrido estos problemas. "En estos casos, la carga genética es decisiva".Entre los 12 y los 18 años, los especialistas indican que los chicos suelen tener más problemas psiquiátricos que las chicas. La depresión es uno de ellos. A la gente de la calle todavía le cuesta entender cómo críos de hasta siete años pueden padecer estos problemas. "Los chicos que sufren una depresión son aquellos que no tienen interés por nada, que no encuentran un sentido a nada de lo que hacen, que ni tan siquiera tienen una afición y suelen buscar refugio en su cuarto. Ésas son algunas de las situaciones que disparan la alarma en las familias".
Todos estos procesos serán analizados por los médicos que trabajan desde el pasado lunes en el hospital Gregorio Marañón. Hay 31 profesionales para atender a 20 camas, situadas en una superficie de 275 metros cuadrados.
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