El jurado considera culpable a Larrañaga de homicidio y robo en el 'caso Ruiz'
Tras siete horas de deliberación, más tiempo del que duró la propia vista oral, el jurado declaró ayer a Koldo Larrañaga culpable de homicidio y robo en casa habitada, lo que puede conllevar una pena de 20 años de prisión. El caso por la muerte a puñaladas del empresario de máquinas recreativas Agustín Ruiz se saldó con imprevista rapidez y con una argumentación del tribunal popular basada casi exclusivamente en la autoinculpación del procesado. De sus nueve miembros uno votó en contra de culparlo de homicidio.
El acuerdo previo alcanzado el día anterior entre las acusaciones y la defensa para modificar sus calificaciones iniciales y confeccionar una demanda similar de 15 años por homicidio y cinco más por robo, dejó las cosas muy sencillas al jurado. Sin embargo, las deliberaciones se prolongaron más de lo previsto y al final no hubo siquiera unanimidad en la declaración de culpabilidad. El tribunal, compuesto por nueve miembros, votó 8-1 a favor de culparlo del homicidio y 7-2 de robo en la vivienda de Ruiz, a la que se desplazó Larrañaga tras matarlo a puñaladas en su almacén el 13 de agosto de 1998. El portavoz del grupo leyó el veredicto ante la sala y ante un Koldo Larrañaga que mantuvo el mismo aire tranquilo del día anterior. El jurado justificó la decisión adoptada en base al peso de la autoinculpación del propio acusado, por su narración coherente de los hechos y por la inexistencia de pruebas "que indiquen lo contrario". De esta manera, queda en manos del magistrado presidente, Íñigo Elizburu, la imposición de las penas coherentes con este veredicto, que con toda probabilidad serán de 20 años de prisión en total.
El sorprendente pacto entre las partes, que suponía una rebaja de 35 a 20 años por parte de las acusaciones y la asunción por el defensor de Larrañaga de las tesis autoinculpatorias de su cliente, fue justificado ayer por el fiscal jefe. Alfonso Aya aseguró que este caso es " un homicidio normal", ya que se encuentra rodeado por circunstancias que no lo llegan a convertir en asesinato. Se refirió concretamente al hecho de que el acusado "merodeara" por el lugar del delito instantes antes de la agresión, a la "forma brutal" en que se cometió y a la "frialdad" que le llevó a sustraer las llaves del domicilio de su víctima y llevar a cabo el robo, lo que le hace merecedor, en su opinión, de la condena máxima dentro del tipo penal de homicidio.
El letrado de la defensa, Jesús Samaniego, reiteró que había tenido que conformarse con la decisión de Koldo Larrañaga de negociar un acuerdo, pero que le consideraba inocente de los hechos enjuiciados. "En este caso no cuadra nada y algún día se sabrá la verdad", indicó.
No "complicar" al jurado
La simplificación del proceso judicial tras el acuerdo entre abogados y fiscal derivó en la renuncia a varios testigos, entre ellos los dos antiguos socios del detenido, y en pasar sin gran detenimiento por las pruebas periciales y forenses. El letrado de la acusación particular, Fernando Campo, calificó de "sorprendente" la coincidencia entre las partes y destacó que en los autos no había circunstancias favorables para el detenido, sino "una prueba estrella de autoinculpación y un cúmulo de pruebas que daba verosimilitud a ésta". Justificó la rebaja de su demanda y la del fiscal como un intento de "complicar menos la vida al jurado", y para "no asumir más riesgos".
La denuncia que el día anterior había realizado el abogado de la defensa sobre amenazas contra la familia de Larrañaga como justificación de su actitud autoinculpatoria no aparecieron ayer como argumento en el interior de la sala de vistas. Samaniego se limitó a constatar que su defendido no era el autor del crimen y que sus responsables fueron otras personas. Tampoco surgieron las vinculaciones de esta causa con el caso de la muerte de la joven abogada Begoña Rubio, en la que también está procesado Larrañaga.
El fallo se conocerá en los próximos días. Por su parte la Audiencia de Vitoria señalará en breve la fecha para el juicio por el asesinato de Begoña Rubio, ocurrido nueve meses más tarde de su despacho profesional. Fue a raíz de este crimen cuando Larrañaga fue detenido por la Ertzaintza en Madrid.
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