El secuestro de un avión ruso fue obra de un desequilibrado
Falsos explosivos
Israel permaneció ayer durante cinco horas al borde del abismo como consecuencia del secuestro de un avión ruso Tupolev con 58 personas a bordo, y su aterrizaje en el aereopuerto de Ouvda, cerca de Eilat, al sur del país. El secuestro fue obra de un desequilibrado mental checheno, pero las autoridades israelíes lo interpretaron en un principio como una operación terrorista protagonizada por radicales islámicos en apoyo de la causa palestina. La situación de tensión desató la alarma en el Gobierno y obligó al primer ministro, Ehud Barak, a regresar urgentemente a Jerusalén cuando ya se encontraba de camino hacia Estados Unidos.El aparato fue secuestrado en pleno vuelo cuando viajaba desde la capital de Daguestán hacia Moscú, por un supuesto comando de radicales musulmanes chechenos. Según portavoces del Gobierno israelí, el supuesto comando bautizó la operación con el nombre de L'Aqsa, en homenaje a la mezquita santa de Jerusalén y de la nueva Intifada palestina.
Con estas hipótesis, el aparato fue custodiado por cazas israelíes y conducido hasta un aereopuerto militar del Neguev, donde permaneció aislado. Mientras, a su alrededor se formó un estricto cordón policial dispuesto a utilizar todos los medios para abortar la operación y rescatar al pasaje.
Una simple conversación de 15 minutos fue suficiente para desactivar la tensión y convencer al único secuestrador del avión, Amarkanov Ahmed Abmrajan, de 25 años, para que se rindiera a las autoridades y les entregara un paquete conteniendo los falsos explosivos con los que había amenazado a la tripulación. El secuestrador entregó también a las autoridades dos cartas y un vídeo destinado al emperador de Japón, con los que trataba de alertarle con respecto a los "instigadores de las guerras en el mundo" y advertir al mismo tiempo "a la población blanca sobre los riesgos de la dominación de los amarillos".La mayoría de los pasajeros eran seguidores de un equipo de fútbol que viajaban a Moscú para ver un encuentro. También iba en el avión secuestrado el ministro de Finanzas de Daguestán, acompañado por cuatro escoltas armados.
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