Ventajas de la literatura
Miryam, Janire, Mireya, Sonia, Janire, Ophelia, Carolina, Ángela, Aroa, Tamara, Ziortza, Verónica, Sheila y Noelia. No, no es un texto extraído del Libro de los Números (¿recuerdan?), ni una letanía rescatada de los Vedas. De hecho, ni siquiera se trata de una frase en idioma sánscrito: son los nombres de las chicas finalistas en el concurso de Miss Bizkaia, y muy posiblemente, a pesar de la sofisticación onomástica, serán chicas limpias y sencillas de Barakaldo o de Portugalete, de Bilbao o de Sondika.Quince chicas destinadas a la gloria, a la gloria terrenal del territorio histórico. Otras chicas y otros territorios históricos asistirán a parecidas zozobras en pugna por el estrellato. "Estaría encantada de representar a mi provincia", declara Verónica, herética, inexacta, prácticamente antiestatutaria, al no caer en la cuenta de que esto es un territorio histórico y no una de aquellas circunscripciones ideadas por Javier de Burgos hace casi doscientos años.
"Los cánones de belleza son muy relativos", explica Isabel Muela, gestora del concurso, madama del invento desde hace algunos años. Eso es, pienso en privado, lo que yo querría de ellas: que en su opinión los cánones de belleza fueran muy relativos. Así yo también tendría alguna posibilidad. Pero me temo lo peor. Estos no son tiempos inclinados a las matizaciones y supongo que los cánones de belleza masculina que estas chicas profesan son menos relativos todavía que el dogma de la Santísima Trinidad.
A falta de una cita, me conformo con mi artículo y con la subsiguiente afirmación: la juventud, por definición, es envidiable. Al hombre siempre le han engañado las películas de cine. Parece que una personalidad interesante puede aún servir para algo, pero lo malo de considerarse interesante es que la conciencia propia siempre miente. Como dijo una vez Santiago González, maestro de periodistas: "Los que hemos nacido vagos para el esfuerzo físico, torpes para las manualidades o miedosos para desafiar la ley, solemos rajarnos". Es lo que tienen los buenos escritores: que siempre consiguen retratarte. A partir de entonces no sabes dónde esconderte de ti mismo, cuando un libro (o una excelente columna) ya te ha puesto en tu sitio.
Hablando de sitios: el centro comercial Max Center será el lugar donde el 16 de noviembre se decidirá el certamen de las misses. Acudirán nuestras quince finalistas (Janire, Ophelia, Aroa,...) con sus nombres en suajili, y su joven memoria de Margen Izquierda, y su belleza macerada entre tinieblas siderúrgicas. "Es fundamental combinar inquietud e inteligencia con una cara bonita", declara la coordinadora del evento. La inquietud se le supone a todo el que va a jugarse algo en un concurso. Y que haya inteligencia y cara bonita de consuno es algo muy probable. Los dones de la vida nunca se repartieron con justeza: unos tienen tanto (ojos azules, licenciatura en Ciencias Exactas) y otros nada digno que presentar en sociedad.
Los aficionados a las letras, al menos, tenemos algo a nuestro favor. En concreto, acabo de recibir una carta: la editorial Planeta, esa benefactora de las masas, anuncia la inminente presentación de una novedad editorial. Ignoro de qué puede tratarse: la novedad editorial es un secreto, el tríptico en color no dice nada. Sólo se me promete, si acudo a la presentación, un reloj-despertador, un elegante impermeable unisex y una práctica maleta trolley (desmontable). Incluso, sólo por asistir, participaré en el sorteo de un fantástico crucero por las Bahamas. ¿Qué fascinante libro aguarda tras semejantes cantos de sirena?
Deseo lo mejor a miss Bizkaia para el próximo año, incluso que acierte en sus respuestas cuando vaya a Madrid y los periodistas inquieran si se considera vasca, o si se considera española, o qué coño se considera (es pregunta con trampa, pequeña, quieren hacerte polvo). Por mi parte, me consolaré acudiendo a la presentación de esa novedad editorial absolutamente misteriosa: al menos volveré a casa enfundado en un chubasquero. Estamos en noviembre. Ventajas de la literatura.
