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Juaristi dice en Sevilla que "el nacionalismo vasco nació como la expresión exasperada del catolicismo integrista"

La seguridad en el ámbito de las tecnologías, los delitos en Internet, el nacimiento de la organización terrorista peruana Sendero Luminoso y el sentimiento religioso del nacionalismo vasco fueron las cuestiones que se debatieon ayer en la segunda y última sesión de las II Jornadas por la Paz que ha organizado en Sevilla la Fundación Alberto Jiménez-Becerril. El poeta y ensayista Jon Juaristi, director de la Biblioteca Nacional, cerró anoche estas jornadas que se han desarollado en el Paraninfo de la Universidad con el lema Los virus de la violencia.Juaristi se refirió a la situación de la Universidad en el País Vasco y a la presencia de algunos sectores abertzales que "dominan departamentos y funcionan como servicios de información del abertzalismo radical y de la propia ETA", que atribuyó a la duplicación en la década de los ochenta de departamentos universitarios para cumplir la demanda de algunos estudiantes de poder estudiar todas las asignaturas en euskera. "Se reclutó un profesorado al que sólo se exigía que hablara euskera y que fue construyendo una universidad paralela", relató.

El director de la Biblioteca Nacional, tras referirse al clima de intimidación contra determinados profesores y en especial contra los equipos directivos de las facultades, disertó sobre el fuerte componente religioso del nacionalismo. "ETA no es una consecuencia peculiar del catolicismo vasco, ni nació en un seminario, pero ha nacido en el seno de una sociedad muy católica", explicó.

El poeta y miembro del colectivo ¡Basta ya! habló del catolicismo "integrista y reaccionario " que abrazó la burguesía vasca a finales del XIX y dijo que el nacionalismo no era sino "la expresión exasperada del catolicismo integrista vascongado", calificando a Sabino Arana como "un nacionalista salido de madre".

El ensayista señaló que la conciencia de la identidad vasca nació ligada a una literatura religiosa en lengua vernácula en la sociedad rural de fines del XVIII, no contraria, sin embargo, a la identidad española. "Los campesinos vascos creían que era vasco quien era creyente. Se creían los más católicos de los españoles, los más antiguos, los españoles en grado sumo", agregó.

En su opinión, el nacionalismo surge como rechazo a la España liberal del siglo pasado: "El primer argumento del nacionalismo fue: 'Los españoles son liberales, los vascos no somos españoles".

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