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URBANISMO - BARBERÁ RECIBE TRES FACTURAS SIMBÓLICAS

Los afectados por la ZAL recurren la expropiación urgente de la huerta

Los vecinos de Natzaret y La Punta que están a punto de perder sus tierras para que en ellas se construya la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del puerto de Valencia han comenzado a impugnar las actas de expropiación urgente de sus propiedades. Ayer, en un acto de protesta de los colectivos cívicos opuestos al plan, varias personas, disfrazadas de cobradores de morosos, presentaron en el Ayuntamiento de Valencia varias facturas simbólicas, de valor "incalculable", por la destrucción de la huerta.

El precio de la destrucción

El proceso de expropiación va, a juicio de los afectados, a marchas forzadas. El 26 de septiembre se firmó el acuerdo, y el 29 se publicó en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana, pero los vecinos ya empezaron a recibir las cartas dos días antes, el 27. Y éstos están dispuestos a presentar batalla, ya que de los 711 propietarios censados ("el listado es vergonzoso", aseguran, por erróneo) sólo 32 han vendido al Sepes, organismo encargado de comprar suelo para la ZAL, de mutuo acuerdo.Y de las 310 familias residentes, según aseguran, sólo dos se van amistosamente. "Mientras yo no tenga una orden de desalojo, y ésa la tiene que dar un juez, yo no me voy de mi casa", amenazó una vecina. La asociación estima que el Ayuntamiento se da prisa porque quiere expropiarlo todo antes de que se resuelva alguno de los cuatro contenciosos-administrativos presentados, que esperan ganar.

Ayer, a las doce de la mañana, las puertas de la sede nueva del Ayuntamiento de Valencia fueron testigos de un curioso espectáculo: tres originales cobradores de morosos, El Buceador del Frac, El Zorro Recaudador y un justiciero Batman, llegaron hasta las oficinas para entregar tres facturas gigantes.

Otros manifestantes, miembros de Marfull-Agró, extendían una pancarta que ya daba una pista de sus intenciones: "Rita, la destrucción tiene un precio". Se referían en general a todas las iniciativas urbanísticas que han supuesto una pérdida del patrimonio tradicional de la huerta valenciana. Y en particular a la ZAL, que supone recalificar y destruir 700.000 metros cuadrados de este paisaje en los barrios de Natzaret y La Punta.En la primera factura, con conceptos sentimentales, se listaban "3.000 abrazos a familias desplazadas", "10.000 ánimos por una vida sin futuro" y "200.000 besos de cariño a niños y niñas sin herencia cultural".

La segunda, con conceptos socioeconómicos, reseñaba "1.500 toneladas de alimentos frescos", "300 modos de vida tradicional" y "100.000 miradas a un paisaje sin horizonte". Por último, la tercera pasaba factura a Barberá y Zaplana por "dos billones de litros de oxígeno al año", "200 especies de insectos, aves y mamíferos" y "tres millones de metros cuadrados de tierra generosa". A grito pelado -"la factura es impagable pero tenemos que entregarla"-, subieron cinco pisos para reunirse un par de minutos con un asesor de Francisco Lledó, concejal de Vías Públicas, quien les recomendó que entregasen sus facturas en el registro de entrada.

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